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Nuevo reto: El Filo de la Espada

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Torneo del Rey: El Filo de la Espada
Aventurero, héroe o simple mortal, esta es la oportunidad para demostrar tu habilidad y tu talento.
En el Torneo del Rey tienes disponible un nuevo reto al que enfrentarte y conseguir fama, gloria y porque no, un poco de experiencia en combate que llegado el momento siempre te puede venir bien.

En El Filo de la Espada las traiciones y los vampiros se mueven líbremente por la ciudad de Constantinopla. Únete a la Órden del Fénix y ayuda a restuarar el orden y a salvar a la humanidad una vez más.

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Fuerza de Mascarón: Epílogo

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Fuerza de Mascarón: Epílogo

Los sueños cumplidos no muestran piedad. El capitán sabía de sobra que a veces hay que pagar un precio demasiado caro por lograr lo que uno anhela. En su profesión, manipulando esa fuerza tan voluble llamada Animación, el coste a veces supone la propia vida.

Sin poder reprimir un gesto apesadumbrado, el capitán había extraído el resplandeciente corazón de Gustaff. Durante todo el tiempo que duró la operación el muchacho había mantenido los ojos clavados en el mascarón maestro. Larsenbar se negó a mirar aquellos ojos, centrando su atención en operar. No quería ver cómo la luz interna del chico huía por las ventanas de sus pupilas. No deseaba contemplar cómo la vacuidad llenaba aquel rostro que hasta hace un día resplandecía de ilusión.

Su mano derecha había guiado al cuchillo sin demostrar la menor duda. Debía hacerlo. Sólo eso: debía hacerlo.

Había intentado hacer el menor daño posible. La hoja del cuchillo danzó entre las costillas, cortejando al músculo. Éste, como una doncella tímida, se resistía. Salpicó, escupió, vomitó sangre intentando mantenerse en su sitio. Todo un esfuerzo en vano, por supuesto. La hoja, guiada por su mano, siguió con su trabajo, cortando venas y arterias, sajando tejido graso y tendones. Al cabo de unos instantes un gran hueco bostezaba en el pecho del chaval.

Por fin la mano derecha de Larsenbar extrajo el músculo. El corazón, enorme y poderoso, latía dotado de vida propia. Al igual que el tatuaje de su mano, este corazón resplandecía lleno de chispeante energía. Sólo que este poder, en vez de provenir de los dioses, constituía todo el remanente de fuerza vital del propio Gustaff.
Relatos de Fantasía - Fuerza de Mascarón: Epílogo
El daño estaba hecho. Sólo entonces Larsenbar se permitió mirar a Gustaff. El muchacho seguía con los ojos clavados en el pecho del mascarón, pero su mirada poco a poco iba perdiendo brillo. Movía los labios, pero Larsenbar no podía asegurar de si se trataba de palabras o simples temblores. Poco importaba. Al fin las pupilas se apagaron, limitándose a reflejar los pulsantes destellos que emitía el corazón. La palidez del rostro del muchacho contrastaba con las enormes salpicaduras de sangre que, a modo de improvisada máscara mortuoria, cubrían la mayor parte de su cara. En el momento final, pese a la entereza que había demostrado, el chico había vertido unas pocas lágrimas. Los diminutos ríos se habían abierto paso entre la sangre trazando dos líneas se perdían tras los oídos, dos hilos blancos que reforzaban la impresión de que Gustaff llevaba puesta una máscara.

Pobre muchacho. Tras todos esos meses a sus órdenes el viejo capitán había llegado a encariñarse con el chico. No tenía nada que ver con los otros mozalbetes engreídos de familias ricas. Aquellos se tomaban esta etapa de su aprendizaje a bordo como una molestia pasajera. En cambio el desdén no ensuciaba los actos de Gustaff. El chico realizaba sus tareas bien gustoso: se notaba que el mar recorría sus venas, palpitaba en lo más hondo de su corazón.

Ojalá hubiera más como él.

Pero no. Había seguido el camino de otros, víctimas de la falta de experiencia. Controlar la Animación, y por ende la Voluntad, no es un trabajo fácil. Un error puede pagarse… sí, con la vida. Gustaff lo había descubierto a las malas.

Larsenbar se enderezó apartándose del cadáver, sosteniendo el corazón ardiente en alto.

Ojalá no deba hacer esto más veces, se dijo a sí mismo. Pero temía, sabía, que esa esperanza rozaba lo ridículo.

Caminó los apenas dos pasos que le separaban del mascarón maestro. Sabía que los ojos de toda la tripulación estaban clavados en él. En él y en el cuerpo a sus pies.

El corazón del muchacho seguía brillando. Latía manteniendo dentro de sí la vida de Gustaff, una vida que ya no necesitaba el cuerpo sobre las tablas; una vida que sí que la requerían los mascarones.

En los templos escuela siempre está presente una frase, el lema del gremio: ‘Un tutor posee dos corazones: puede regalar dos vidas’. Y se cumplía a rajatabla, hasta las últimas consecuencias. Un tutor se consagraba a sus discípulos, teniendo que dar todo por ellos. Y todo es todo.

Larsenbar apoyó el corazón palpitante sobre el pecho del mascarón maestro. Su mano izquierda aun empuñaba su cuchillo de capitán. Por un instante escrutó los ojos ciegos de la estatua. ¿Dentro de ella quedaría alguna ínfima chispa de Animación, de Voluntad? ¿Sería consciente el coloso del precio que se acababa de pagar para que él y sus dos compañeros caminaran unas pocas brazas?

Aquellas preguntas no llevaban a nada.

Larsenbar alzó el cuchillo y propinó un golpe seco contra la madera. La hoja de metal atravesó el músculo ardiente, haciendo que la sangre que aún quedaba dentro de él saliera disparada. Tenía un aspecto denso y brillante, más semejante a lava que a sangre. Los chorretones se esparcieron con melosa lentitud por el pecho de la estatua. Durante unos pocos latidos la sangre se esparció por la superficie de madera. Allá donde el líquido empapaba la madera ésta se hinchaba, volviéndose carnosa y blanda. La madera revivía.

El efecto duró muy poco. Enseguida el mascarón recibió el regalo y reaccionó. La madera sobre la que estaba clavado el corazón se ahuecó formado una concavidad. Un anillo de hilos, delgados, de color pardo pero que al mismo tiempo emitían destellos húmedos, surgieron del pecho. Los hilos crecieron, cada vez más y más largos, engarzándose nos con otros y abrazando al órgano. Larsenbar retiró la mano para evitar que su mano quedara sepultada en esa red. Un parpadeo después las hebras ya se habían juntado formando una fina película que cubría al completo el corazón. El bulto seguía palpitando mientras se hundía en el interior del pecho de la estatua.

El mascarón poseía un nuevo corazón, un nuevo motor de una vida. Larsenbar contempló el pecho: no quedaba la menor huella lo que había pasado, la madera brillando lustrosa y rica pero sin la menor marca. Bueno, una sí: el puñal seguía clavado, su hoja hundida apenas una pulgada en la madera. El capitán extrajo la hoja y observó el metal: estaba limpia del todo, inmaculado. La estatua había absorbido toda la sangre. Se podría decir que incluso había lamido el metal.

Precedido de un chasquido y unos pocos estremecimientos, el mascarón maestro despertó. Aguardaba órdenes.

–Regresad –musitó el capitán.

El gigante dio un primer paso tambaleante camino de los nichos. Los escoltas siguieron a su maestro. Los tres gigantes ganaron la borda de proa, ante la que se detuvieron un instante. Allí, tras afianzarse con sus cuatro manos en la baranda en el bauprés, cada uno de ellos procedió a introducirse a pulso en su respectivo nicho. Primero los pies, seguidos de las piernas y por fin el torso. En apenas un visto y no visto los tres mascarones estaban de nuevo en sus nichos, adoptando la postura de descanso que tanto le gustaba contemplar a Gus.

El capitán supervisó la operación con gesto ausente. No pensaba en nada concreto. O, mejor dicho, no se permitía pensar en nada concreto. Debía cerciorarse de que la operación de anclaje de los mascarones acababa bien. Nada más. Luego… luego volvería a sus tareas.

Con los mascarones bien colocados el viejo se apoyó en la borda del bauprés. La red de chinchorro ondulaba a causa del cabeceo de la nave. Se debía haber soltado alguna driza a lo largo de la noche. Debería hablar del tema con… no, ni con Gustaff, ni con Pet, ni con Marco. ¿Dónde estaba Lork? El equipo del bauprés había acabado diezmado. Debía reorganizar la dotación.

Por suerte no podía restar mucho para llegar destino.

Con esfuerzo logró reprimir el escalofrío que se agazapaba en su nuca. Se giró hacia popa. Allí seguía, tal y como lo había dejado: el cuerpo desangrado y eviscerado de Gustaff adornaba la cubierta como si de un patético mascarón se tratase.

Algo había funcionado mal, pero Larsenbar no se atrevía a asegurar el qué. Los mascarones eran viejos y necesitaban una reparación, sí; pero por otro lado Gustaff carecía de experiencia. La Orgullo era su primera nave, y este su primer viaje de circunnavegación del Mar de Ashrae. Recordó cómo el chico se había mostrado reticente a activarlos.

No merecía la pena pensar en ello.

El capitán se volvió hacia el horizonte de popa, allá donde habían perdido al cazador y con él casi toda su mercancía. Y demasiadas vidas.

Algo había fallado, sí. Los mascarones y Gustaff. Pero sólo una de las partes había pagado el precio: el muchacho.

‘Un tutor posee dos corazones: puede regalar dos vidas’. El chico soñó con surcar los mares como tutor de mascarones. Pero el sueño, un vez cumplido, no tuvo piedad con él.

–¡Espuma! ¡Rompientes a proa, señor! Rozando el horizonte –gritó el vigía.

Larsenbar no necesitó consultar las cartas para saber que esas crestas blanquecinas indicaban que estaban ante el laberinto de Lord Lormhar. Debía regresar a su puesto en el alcázar y tomar el timón: sólo él podía guiar la nave por entre los arrecifes.

–Señor Sortanno. Usted y sus hombres –los que queden, estuvo a punto de decir, pero se controló–: lleven los restos de Gustaff al alcázar. A mi camarote. Que las pocas horas que nos quedan para llegar a puerto el cadáver del muchacho las recorra como todo un capitán. Se lo merece: él, con su dedicación y sacrificio, nos ha librado del cazador.

Y tras decir eso el viejo capitán se encaminó a la toldilla. No se permitió girar la cabeza. Nunca antes lo había hecho. Jamás lo haría.

Juan F. Valdivia

Foto Juan F. Valdivia Me considero un lector casi compulsivo de terror y ciencia ficción (de fantasía menos, pero que mucho menos). Sin embargo a la hora de escribir tiendo más a la fantasía con toques oscuros, siempre lejos de pastiches tolkienianos. Quizá se deba a que ese terreno ambiguo me permite redactar textos con mayor comodidad y libertad.

Puedes encontrarle en su Blog o en Twitter

 

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El Regalo de la Batalla por Sonia Centeno

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¿Qué se le dice a alguien que sabes que va a morir? ¿Con qué valor cruzas el umbral de la puerta y qué palabras secretas llevas sin quererlo escritas en tu mirada?

Sabía que mi hermano vería en mí la verdad, aquélla que, antes incluso de que nuestros ojos se cruzaran, él ya conocía. Y esperaba ver miedo en él, pánico, terror. Sin embargo hallé solo admiración y orgullo.

Había combatido en la batalla de los cinco reinos, la que traería libertad y prosperidad a todo pueblo y ser sobre la faz de la tierra.

Lloré y recé desde el día en que supe que había sido llamado a la lucha, y maldije cada segundo a mi rey y al resto de reyes, incapaz de encontrarle sentido a todo aquello. Fue entonces cuando Belenos, mi hermano pequeño, apuntó que una mujer no podría entenderlo jamás.

Ahora se moría ante mis ojos y la angustia se fundía con mi enfado mientras él agonizaba entre mis brazos.

Y entonces habló.

-Siempre creí que el campo de batalla sería un lugar desgarrador, lleno de sonidos y sangre, de alaridos que preceden a la muerte, de choques de espadas y ruidos guturales. De bramidos de hombres que dejaban atrás a sus familias y sus tierras para morir por su honor y por su rey.

Levantó la mano ante mi gesto de silenciarlo. Quería contármelo antes de dejar el mundo de los vivos.

-También creí que moriría de los primeros, que jamás sobreviviría a tal acontecimiento. Pero por increíble que parezca, en aquel terreno empinado solo había silencio, como si fuera el preludio de algo muy secreto que iba a ocurrir aquella mañana. Cuando el sol despuntó atreviéndose a acariciar las regias copas de los árboles que rodeaban aquel valle inclinado, los escudos y las armaduras de los soldados comenzaron a brillar mientras permanecían quietos, petrificados, a la espera de una orden que les hiciese avanzar. Una mezcla de miedo, de valor y furia contenida pululaba por sus mentes con toda seguridad. Los de las primeras filas portaban los estandartes de sus reinos con un orgullo difícil de contar. Al norte los del Pueblo de la Luz, con sus cabellos de oro y bronce y ojos de nácar, tan pacíficos en su tierra y tan devastadores en la nuestra; al sur nosotros, la raza aria de los Keltoi, conocidos por nuestra caballerosidad y orgullo en la lucha y aliados con el ejército del este, los Ojáncanos, sanguinarios y de aspecto aterrador, crueles, capaces de matar a uno de sus miembros más ancianos abriéndole el vientre para repartirse lo que llevase dentro antes de enterrarle. No podía entender la extraña alianza que habíamos forjado con aquellos, que más bien deberían estar en el lado del mal.

Relatos de fantasía - La batalla de los cinco ejércitos
Después al oeste los Caballos del Diablo, que según contaban aparecían volando entre llamas, humo y emanaciones de azufre, rompiendo el silencio de la noche y esperando inmóviles junto a los desconfiados Nuberos, aquellos que controlan el tiempo a su voluntad provocando tormentas y tempestades, defendiéndose con rayos o granizo. Ambos aún sin desvelar si estaban con los del Norte o con el Quinto ejército, a los que no alcancé a ver hasta que los del Pueblo de la Luz comenzaron su avance descendiendo por la pendiente como bestias enfurecidas que hacían temblar el suelo.

Entonces aparecieron, la luz del sol iluminó con timidez su formación que era como una especie de caparazón de escudos en círculo. Los primeros se agachaban para aguantar el embate de los enemigos y los de la segunda fila cubrían con los suyos las caras de los compañeros. En el interior de su coraza supuse que habría muchos más hombres.

Los que avanzaban desde el norte confiaban al parecer en su superioridad numérica, pero ésta se tambaleó al ver a aquel ejército inmóvil e impasible. Impulsados por la inclinación del terreno se lanzaron sobre la extraña barrera circular de escudos rodeada de un intenso silencio, y entonces fueron frenados por la fuerza de aquel caparazón de madera y carne. Nada más tomar contacto con los del quinto ejército, los Ascomanni, Hombres del Fresno, desplegaron los escudos y de entre ellos salieron brazos y manos que masacraron a todo el que se acercaba. Pronto sus cuerpos estuvieron llenos de sangre enemiga que salpicaba sus caras y caía brazos abajo.

Los otros ejércitos no aprovecharon para atacar, preferían estudiar a sus enemigos e intervenir sería como ir a socorrerles. Pero cuando cayó el primer grupo, los Caballos del Diablo y los Nuberos que habían forjado su propia alianza, corrieron en masa hacia el centro del valle perdidos entre nubes de humo y ráfagas de viento. Los primeros, unas libélulas gigantes de inmensas alas, formaban grupos de siete con uno de ellos adelantado, el rojo, el percherón, de quien se decía que era montado por el mismísimo diablo. Dejaban huellas en la tierra como si de cascos y pezuñas se tratase, y su resoplido era tan fuerte y frío que no quedaba hoja alguna en los árboles del oeste. Los segundos, criaturas obesas de tamaño pequeño y aspecto malicioso, formaron sobre sí una enorme nube tormentosa que salpicaba rayos sobre la tierra. Juntos trataron de romper aquella extraña defensa, pero los Ascomanni aguantaban todos sus ataques.

En ocasiones el caparazón se abría y uno o dos hombres saltaban sobre las espaldas de sus compañeros y se mezclaban con el enemigo. Abatían a unos cuantos de forma salvaje y volvían a la protección de su círculo. Así pude ver que luchaban casi desnudos y también que algunos eran mujeres- no había miedo en los ojos de mi hermano ni en sus palabras, a pesar de que ambos éramos conscientes de que apenas quedaba sangre en las venas de su cuerpo.

-Llegó el mediodía y nosotros los del sur junto a nuestros extraños aliados aún no habíamos intervenido. Les suponíamos cansados, llevaban horas luchando, creíamos que no tardarían en caer bajo nuestras espadas. Pero aquellos hombres del quinto reino venían de tierras frías y duras donde morían de hambre y veían morir también a sus familias. No luchaban solo por un rey ni por conquistar los cinco reinos, sino por sus propias vidas, y aquella fuerza era muy superior a la que nos movía al resto.

Nuestro ejército solo tenía que subir la pendiente y sabíamos de sobra cuál sería su respuesta. Además ellos no conocían nuestra forma de luchar y se habían expuesto demasiado. Nuestros caballeros no podían lanzarse sobre ellos cuesta arriba, pues no tenía sentido aquel ataque, así que los rodearon y galoparon hacia abajo para desarmar su formación. Entonces, cuando nuestros hombres no podían parar sus monturas, los Ascomanni tiraron de unas cuerdas que permanecían enterradas y cientos de estacas se levantaron para terminar clavadas en los pechos de los caballos. Cayeron nuestros caballeros al suelo y apenas pudieron defenderse por el peso de la armadura. Los masacraron.

-¿Ganaron?- le interrumpí viendo que se asfixiaba quedándose sin tiempo.

Mi hermano sonrió. Sentí ganas de llorar al saber que ésa sería la última sonrisa suya que vería.

-¿Sabes por qué una mujer no puede comprender la guerra?

Negué con la cabeza.

-Porque es absurda, porque preferiríais arreglar con palabras algo que no tiene solución, algo que debe arreglarse con sangre y honor. A pesar de eso, de vuestros miedos nace vuestra fuerza y al pensar en el dolor de vuestras familias algo se revuelve dentro de vosotras, capaz de arrasar con el mayor de los ejércitos. Porque os negaríais a enviar a vuestros hombres a una muerte segura a luchar por territorios o dominios de un rey al que consideráis muy por debajo de un dios, aunque ellos se vean a sí mismos a la altura. Porque en definitiva la guerra os parece ridícula en comparación con vuestra lucha diaria para conseguir que los vuestros no se mueran de hambre. Pero ésta era la guerra de los cinco reinos. Merecía la pena morir por ella.

-¿Acaso es menos absurda que las otras?- le pregunté llorando.

-No sé contestarte a eso- su mano me acarició un instante y me pidió perdón en silencio por dejarme sola-. Solo sé que vi en aquellos hombres lo mismo que veo en tus ojos, que no entendían el sentido de aquella batalla, que huían del hambre y del frío, que nada podían perder salvo sus vidas y las de los suyos. Y su desesperación fue muy superior a cualquier instrucción militar de cualquier hombre o criatura.

-Así que no entendemos la guerra pero…

-De vuestro sufrimiento sacaron la fuerza para librar tan suicida batalla. Aquellos hombres no veneraban a su rey sino a sus pueblos. Cada golpe que asestaban, cada hombre que abatían, era un pequeño paso hacia su libertad. Y ni nuestros caballeros con sus armaduras de placas ni los arqueros o los Nuberos, ni la crueldad de los Ojáncanos fueron capaces de eliminar a aquellos que tanto se habían expuesto quedándose en el centro del campo de batalla, dejando claro que su intención de ganar la guerra de los cinco reinos era la de subsistir, empleando la inteligencia que da el hambre y el dolor tras la pérdida de los suyos para trazar su estrategia.

-¿Por qué crees que se quedaron entre los cuatro ejércitos?- solo quería seguir oyendo su voz y pensé que tenía derecho a elegir de qué hablar en los últimos instantes.

-Porque desde el centro se ve todo mejor. Mientras por culpa de la pendiente los del norte no nos veían a nosotros ni al contrario, los Ascomanni divisaban el comportamiento de los otros cuatro. Estudiaban a sus enemigos y buscaban sus puntos débiles, como una mujer observa al hijo que enferma mientras éste le roba su sueño o suplica en silencio que haya pan y algo de carne para el día siguiente. No ganaron, no. Los Keltoi acabamos con sus vidas, dejamos que todos lucharan y se agotara el tiempo. Permitimos que casi se mataran entre los cuatro reinos. Pero fueron ellos quienes derrotaron al resto dándonos un gran ejemplo vital. No es la tierra lo que debemos ansiar poseer sino la vida que podemos regalar a los demás. Porque una guerra es en realidad el mayor acto de amor hacia los tuyos, hacia el afán de protegerlos, de proveerlos de un mundo mejor.

Entonces comprendí la ausencia de miedo. Se iba para siempre, su rostro palidecía mientras la sangre escapaba por sus heridas, pero había sido parte de la batalla de los cinco ejércitos, la más importante de todas. Aquélla que nos había enseñado la verdadera naturaleza del hombre, el origen de su fuerza y el motivo de su desesperación. Entendí su orgullo, el gran regalo que nos hacía aunque el precio fuera su vida.
Nada era eterno. La paz duraría el tiempo necesario hasta que otros repitieran los mismos actos, y terminasen en cualquier lugar del mundo debatiendo quién debía ser el dueño de éste. Pero el verdadero tesoro, nuestra vida y supervivencia, sería la guerra que lucharíamos siempre, cada día al salir el sol. Y los Keltoi habían conseguido la victoria asegurando así que nuestra raza vería una vez más el mañana.

Sonia Centeno Saiz

Sonia Centeno Saiz Sonia es una persona vital, alegre, con muchas ganas de hacer cosas nuevas y de aprovechar cada minuto de su vida. Y con muchas ganas también de contar historias. La fantasía te permite crear todo de la nada, mundos, objetos, personajes. En ella todo es posible.
Puedes seguirla en El Origen del Lum en Facebook o en Twitter

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Survival Zombie: Un Z anda suelto

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Survival Zombie: Lost Archives son una serie de posts ficticios basados en los Real Games de WRG y las Survivals Zombies organizadas por todo el territorio español.
Cornelius Tamphels, es el encargado de investigar cada nuevo brote y su misión es descubrir porque, cuando y dónde tendrá lugar el siguiente.
Si quieres participar te recomiendo que consultes la página oficial. www.survivalzombie.es dónde encontrarás, todas las fechas y lugares de las siguientes infecciones.

 

Después del fracaso con el doctor Vladimir Pérez en Collado Villalba el Z que había captura la resistencia se había convertido en un problema. Sin científico para hacer pruebas de laboratorio era absurdo tener a un Z y más absurdo aún tener un laboratorio.

Las alternativas estaban claras, o conseguían pronto un científico o se deshacían del Z. A ninguno de los recién llegados les hacía gracia dormir tan cerca de uno de ellos. ¿Y si el maldito virus de La Corporación se transmitía por el aire? No había ningún caso documentado pero tampoco había ningún caso documentado de apocalipsis zombie así que ese argumento no tranquilizaba a nadie.

Pero el principal problema de la resistencia, de cualquier resistencia era su estructura interna. Nadie estaba al mando de nada, al menos no el tiempo suficiente para conseguir marcar un objetivo lo suficientemente ambicioso. Nadie coordinaba a los cientos de personas que cada día se unían a alguno de los grupos para luchar contra militares, mercenarios, zombies… para proteger sus hogares y a sus familias de una muerte horrible.

Survival Zombie - Z en la calle

Olías del Rey, Collado Villalba, Chera… La Corporación ya no podía seguir escondiendo las pruebas con el virus más tiempo. Pese a controlar a los principales medios de comunicación y tener comprado al gobierno cada vez más voces se alzaban contra esas actividades. Nadie quería a un zombie caminando por su barrio, nadie quería oír hablar de militares, científicos, ni riesgos biológicos. Estaban cansados y lo único que querían era volver a sus casas y disfrutar de alguna película de serie B donde los buenos siempre ganan. Pero la realidad era mucho más dura y ahora tenían que enfrentarse a ella.

La solución eran los complejos de WRG, libres de zombies, libres de preocupaciones, con vigilancia las 24 horas el día…todo por un módico precio.

Esta nueva campaña de desinformación hacía hincapié en los peores temores de las familias, sus seres queridos, su seguridad. A pocos días para la inauguración de un nuevo complejo las plazas estaban ya completamente agotadas. Como siempre los ricos eran los únicos beneficiados, la escasez de plazas había disparado el precio de las reservas por encima de los 3000 diegodolares al día, algo que muy pocos podían permitirse.

Pero todo eso no era más que una cortina de humo, otra manera de conseguir dinero fácil mientras seguían con las pruebas. Ese lugar seguro, tranquilo, donde poder llevar una vida normal no existía. Ninguna de las pruebas de laboratorio había conseguido los resultados esperados y esto solo era una maniobra mas de distracción. Una manera más de enfrentar a la población y desviar la atención de lo que cada vez ocurría con mayor frecuencia, nuevos brotes, uno tras otro.

Cada semana La Corporación sorteaba una plaza para los menos afortunados, su control sobre las masas y sus técnicas de evasión y distracción eran realmente buenas. La gente se peleaba por esa plaza, la inseguridad se había adueñado de las calles y grupos cada vez más numerosos se concentraban en el perímetro del complejo. La seguridad privada no solo abatía a los zombies que siguiendo el olor de carne fresca se acercaban al complejo. Por las noches civiles y zombies eran eliminados sistemáticamente. Nadie se acercaba, nadie hacia preguntas.

Pero él había estado allí, lo había visto con sus propios ojos antes de que ese maldito Z acabara con su hermana. Los pilló desprevenidos cuando volvían del mercado. Nunca olvidaría ese sonido desgarrador, ese olor repentino a carne podrida a escasos centímetros de su cara. Ese monstruo apareció desde el callejón y sin tiempo para reaccionar se abalanzó sobre el brazo de su hermana. Los alaridos de dolor, los gritos agonizantes destrozaban sus tímpanos. Mordisco tras mordisco el Z seguía arrancándole la vida a su pequeña hermanita y ella solo podía gritar.

Reaccionó demasiado tarde. Con un adoquín empezó a golpear al Z en la cabeza, con furia, con una rabia incontenida que liberaba con cada nuevo golpe. La sangre salpicaba su camisa, el suelo, pero su hermana no paraba de gritar, ya era demasiado tarde para ella.

Siguió golpeando con rabia esa masa de carne putrefacta sin vida, golpe tras golpe en un movimiento que parecía no tener fin. Le dolían las manos, el brazo, todo el cuerpo, pero seguía allí golpeando sin pensar en lo que estaba haciendo. Luego apareció el segundo Z, del mismo callejón, buscando su ración.

Toda la gente corría presa del pánico, la escena del primer Z devorando a Marta había provocado una estampida mortal.

¿Por qué salían los Z’s de ese callejón tan cerca del mercado y a plena luz del día?

Entonces los vio, vio como los mercenarios del complejo los soltaban uno tras otro. Había un Seat familiar negro y del maletero estaban sacando al tercer Z. Ya nadie estaba a salvo en las calles.


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Mitos y Cartas: Finn McCumail el defensor de Irlanda

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Finn McCumail el defensor de Irlanda, también conocido como Fionn Mac Cumhaill, Find Mac Cumaill o Finn McCool.
Era hijo de Cumhall y Muirne y se le consideraba uno de los guerreros míticos que formaban parte del Ciclo Feniano de leyendas celtas. Era reconocido como un gran cazador al que acompañaban siempre dos perros, Bran y Sceolan, que eran sus sobrinos metamorfoseados. Se le atribuía además el don de la profecía y un conocimiento sobrenatural.
Mitología Celta - Finn McCool
Su nombre de la infancia era Deimne aunque posteriormente se le conoció como Finn. Según algunas fuentes ese nombre era debido al color de su pelo. En otros casos era una sugerencia del druida Finegan con quien pasó gran parte de su infancia.

Tuvo varias esposas y amantes entre las que destaca Sadbh con quien tuvo a su hijo Oisín, conocido bardo que también formó parte de los Fian y al que se atribuyen todos los relatos del Ciclo Feniano.

Tuvo otro hijo, Cairell, que según la leyenda fue asesinado por su enemigo Goll mac Morna, jefe de un clan rival.

Se le puede identificar con el dios Lugh de la mitología celta.

Leyendas de Finn Mc Cumail

La leyenda del Salmón del Conocimiento
Finn fue dado en adopción cuando aún no era más que un niño para ocultarlo del asesino de su padre. Con el tiempo creció y fue el druida Finegas quién se encargó de su educación.
Una tarde, estando Finegas al borde del rió Boyne consiguió pescar el Salmón de Conocimiento al que llevaba siete años intentando atrapar. Entonces encargó a Finn que preparara el pescado para la cena pero le advirtió que no debía probar su carne. Finn así lo hizo pero al comprobar si la comida estaba a punto se quemó un dedo. Rápidamente se chupó el dedo que contenía la piel del salmón y de eta manera adquirió su extraordinario conocimiento y el poder de la profecía.

El mito de Aillen
Cuenta la leyenda que cada Samhain acudí al castillo de Tara un horrible monstruo de tres cabezas que escupía fuego. Cada samhain reducía el castillo a cenizas durmiendo a todos los defensores con sus artes mágicas. Finn enterado del suceso decidió detener al monstruo. gracias a su conocimiento Finn era el único que conocía como protegerse del monstruo. Esperó a su llegada y tal y como hacía cada vez Aillen intentó dormir a todos los guardias del castillo. Entonces Finn aprovechó la ocasión para acabar con Aillen, el monstruo de tres cabezas que escupía fuego, usando únicamente su lanza envenenada. Después de esta hazaña, su principal enemigo Goll mac Morna, jefe de los Fiann le cedió su puesto a Finn y luchó a su lado.

Finn Mc Cumail en Guerra de Mitos

Estamos ante una carta modesta para lo que estábamos viendo últimamente con F1, PM3 y coste 3. La habilidad de Finn en fase de influencia nos permite cambiar la habilidad de un panteón de fase de influencia a fase de enfrentamiento.
Mitología Celta - Finn Mc Cumail
Esta habilidad por ejemplo nos puede venir bien para luchar contra panteones del adversario obligándolos a jugar sus habilidades en fase de enfrentamiento o retrasando sus efectos.

A modo de ejemplo pensad en Asgard o en Mictlán. En el primer caso puede significar la diferencia entre enfrentarnos a Odín o dejarlo para la siguiente ronda. En Mictlán nos permite usar la habilidad de nuestro panteón antes de que sea demasiado tarde. Aunque estás no son las únicas aplicaciones, seguro que puedes encontrar muchas más.

Sus claves, Guerrero y Druida se benefician de un gran número de acciones y de panteones le que le da una versatilidad interesante para jugarla en distintos mazos así que en conjunto por su coste, claves y habilidad seguramente será una carta que verá bastante mesa en los próximos torneos.

Si estás pensando en incluirla en tu mazo de juego te recomiendo el análisis que hacen de Finn Mc Cumail en El Refugio del Atlante.

Si aún no lo tienes claro estos son algunos de los mazos donde podrás verlo en acción y luego decidir si incluirlo o no.

¿No has jugado nunca a Guerra de Mitos?
Consulta nuestra Guía para aprender a jugar a Guerra de Mitos en menos de 15 minutos


Fuentes

Libros Consultados
Mitología del mundoAutor: Roy Willis Editorial: Blume
Mitología Autor:Janet Parker Editorial:RBA
Mitología celta y nórdicaAutor: Alessandra Bartolotti Editorial: Robin Book
Celtic Mythology A to ZAutor: Gienna Matson Editorial: Sonlight Christian
Mitos y leyendas (Fuera de colección Out of series) Autor: Philip Wilkinson Editorial: Pearson

Enlaces
Guerra de Mitos el juego de Cartas
El Refugio del Atlante, exprimiendo las cartas del juego
Ciclo Feniano

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Sangre en las calles por Ignacio López

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El humo de los mosquetes aún imperaba en el aire nocturno. Tras la primera andanada por parte de la guardia urbana de Bermouth, los obreros orcos y semiorcos se detuvieron por un instante, tras lo cual, al ver que los guardias esperaban titubeantes las órdenes de sus capitanes, cargaron todos juntos. Mazas y barras de acero golpearon a la guardia pulcramente uniformada.
Al cabo de una hora, el capitán de la guardia, atrincherado en una de las pocas oficinas que no habían sido tomadas o quemadas, telegrafió al ayuntamiento informando de que Bermouth Este había sido tomada por obreros provenientes de la fábrica de motores Abigail. La respuesta llegó al cabo de quince largos minutos, pero el capitán ya no podía leer dicha respuesta pues una barra de acero oxidado atravesaba su cráneo.

Los obreros orcos y semiorcos cortaron las calles de la zona industrial levantando barricadas y parapetos, dejando incomunicada la zona Este de Bermouth.
A este peculiar ejército lo acaudillaba un orco bajo y extremadamente delgado para los de su especie. Iba vestido con una camisa blanca de cuello alto, gafas redondas y boina escarlata. Se apoyaba en un bastón oscuro y gris, dándole así un aspecto tranquilo y solemne. Toda su vida había sido capataz e ingeniero; el primero de su raza.

Relatos de Fantasía - Sangre en las Calles

Ignacio López – Sangre en las calles


Durante generaciones, los orcos y semiorcos habían sido explotados y degradados como esclavos. Reducidos a meros brazos, sin posibilidad de ver la luz del sol en toda su existencia, al igual que su progenie. Mientras el resto de la ciudad se expandía y prosperaba, ellos se hundían cada vez más en las tinieblas. Era cuestión de tiempo que su verdadera naturaleza se revelara contra este trato antinatural e intolerable. Sólo necesitaban una voz que diera ecos y fuerza a sus deseos. Así fue como este orco de mirada viva y cuerpo delicado recordó a los suyos el sabor de la libertad. Les mostró su propia fuerza, y no sólo eso, sino que también les reveló la deliciosa posibilidad de cambiar sus destinos.

No pensaban quedarse en la ciudad ni pretendían mejorar sus condiciones laborales. Y menos después de su sangrienta declaración de intenciones. Sabían muy bien cuál era el valor que tenía la palabra dada para el humano civilizado.

La zona industrial estaba unida a los astilleros. Todos huirían en el barco presidencial de vapor. No existía otro sobre el mar capaz de sobrepasarlo y el ingeniero orco había contribuido decisivamente en su diseño. Sólo haría falta un pequeño grupo que contuviera a las fuerzas mecánicas armadas de Bermouth. Un grupo armado y comandado en su mayoría por enanos siervos del estado. Serían los más mayores y enfermos los que acometerían dicha resistencia suicida porque incluso el orco más débil sobrepasaba en mucho a cualquier otra raza en fuerza y resistencia. Con gusto darían sus vidas si en el lejano Este podían divisar, aunque fuera levemente, el humo del barco alejándose con todos sus hermanos rumbo a tierras sin techos de acero que dieran sombra a sus vidas.

Ignacio LópezDibujo y escribo desde que tengo uso de razón, centrándome en el campo de la fantasía, la historia, los mitos y leyendas.
He colaborado y publicado en diversas revistas, ilustrando y escribiendo. Revistas tales como Ser Pagano, Almiar, Avalon , Tiempo Cero o la Estel (Sociedad Tolkien Española).
Puedes ver mis trabajos en mi página de Facebook

 

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Reseña “Alcander”, de Luisa Fernández.

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“El sol se ocultaba entre las copas de los árboles. Un ocaso purpura teñía la carretera, que parecía sangrar como una herida abierta por los socavones del asfalto. El brezo se había adueñado de ellos ajeno a la prisa de los vehículos.

Álvaro Bengoa se apresuró a dar la vuelta con su moto para volver sobre sus pasos…”

Así comienza Alcander, primera novela de fantasía épica escrita por Luisa Fernández, y publicada por Clik ediciones del grupo Planeta en ebook.

Ilustración en la portada de la novela realizada por Itziar Lorena Cabañas.

En su primera página el ansiado mapa que nos revelará el nuevo mundo creado por Luisa. Bien. Insisto en la importancia que tiene un mapa cuando estamos conociendo un nuevo mundo. Visualizar los caminos, los enclaves y la orografía del mundo creado por el autor, tal y como él lo ha imaginado, me parece algo indispensable en una novela de fantasía.

Una cita en su introducción a uno de los grandes, Michael Moorcock recordándonos las Crónicas de Elric de Melnibone. Segunda pequeña sorpresa.

Y a continuación 432 páginas en las que un mundo conocido por Inmortales, Nosferatu, licántropos y otras criaturas, se enfrentará a su desaparición.

“Hubo un tiempo en el que los Inmortales fueron la raza más poderosa del universo. Una época en la que los Nosferatu eran los señores de la noche y reinaban desde Paraíso de Niebla. Un periodo convulso en el que los licántropos gobernaban Las Tierras del Oeste. Milenios, donde las criaturas de leyenda rivalizaban por un puesto en la escala de especies y los destronamientos entre clanes dominaban El Bosque: su mundo de oscuridad.

Hace quinientos años, todo cambió. Una fuerza inexorable sumió a estas poderosas razas en un sortilegio que los despojó de sus instintos y los condenó a una humanidad que tenían ya olvidada.

Ahora, cuando El Reloj de Sombras ordena que el Círculo del Progreso se selle, ese influjo perderá fuerza; liberándolos de las cadenas de su esclavitud.

Se verán abocados a una guerra titánica de alianzas y traiciones, dictada por el poder y la supremacía. Aunque no estarán solos. Un humano, llegado desde el mundo de los mortales, será la pieza clave para impedir que su mundo deje de existir.

Él es Alcander, el Nigromante.”

Nada más comenzar la novela algo me llama la atención. No me encuentro en un mundo imaginario como suele pasar con la mayoría de historias catalogadas como de fantasía. La autora nos sumerge de golpe en una realidad actual. Un chico, una moto, un colt 45… ¿Qué está pasando? Un tal Álvaro por una carretera de asfalto y luces de un camión. Ya estoy enganchada. Y al poco rato comienzan los nombres que me trasladan al mundo fantástico. Shoumila, Estanislao, Etsuko, El reloj de Bruma… un mundo conocido como Onicerox y que recorreremos atravesando el Monte del Peregrino o la Garganta de Huri. Un viaje de descubrimiento para los personajes y el lector.

Personajes carismáticos con múltiples nombres (eso quizás me ha confundido un poco) pero con detalladas descripciones que, a pesar de que en ocasiones puedan parecer superfluas, consiguen convertir al personaje o su mundo en algo casi palpable, involucrando al lector por el camino.

En las páginas de Alcander encontraréis una prosa amena y rápida, que nos precipita hacia un final nada previsible, Luisa Fernández se revela como una autora que engancha con su lenguaje en un relato cuidado el detalle. Habrá que seguirle la pista.


Fuentes

Alcander Autor: Luisa Fernández, Editorial: Click ediciones – Grupo Planeta

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Survival Zombie: Han roto el perímetro

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Luce un sol de otoño, pequeñas columnas de humo impregnan el aire de un olor característico, los árboles cambian de color y se respira una tranquilidad propia de esta época del año. Apetece salir a dar un paseo y Aviá parece un lugar seguro, lo mejor que pueden ofrecernos en WRG, unas instalaciones libres de zombies.

Las noticias de los últimos meses no son muy esperanzadoras, brotes de virus y gente infectada en la capital del país que se extienden rápidamente a otras poblaciones, alarma en Poblete, una localidad cercana donde se han detectado nuevos casos. Se habla de un inhibidor que ha desarrollado un tal doctor Santa Maria y su equipo, no es tan eficaz como una vacuna pero parece que eso puede detener el avance del virus.

A los pocos minutos el doctor está muerto. Una accidental caída desde lo alto de un balcón convierte su cabeza en puré para zombies.

15:30
Llegamos a Aviá en busca del complejo del que tanto hablan otros supervivientes. Hay muchos militares patrullando el perímetro, haciendo controles de infección aleatorios a todos los que nos acercamos hacía el puesto de información de WRG. Hoy será un día especial, el mismísimo señor Montesinos estará con nosotros en la inauguración del complejo y no quieren sorpresas de última hora. Los rumores sobre gente infectada en Berga se han extendido como la pólvora y muchos de los habitantes de la zona ya no salen de sus casas. Pese a todo son cientos los supervivientes que desesperados y sin hogar han acudido a buscar refugio en este complejo. Se creen seguros bajo la protección de los militares y sus armas. Pobres ilusos.

El mensaje de la resistencia avisándonos una y otra vez de las verdaderas intenciones de La Corporación solo ofrece incertidumbre y dolor. WRG ofrece esperanza, seguridad y tranquilidad. Es muy difícil competir contra tan tentadora oferta aunque solo sea una cortina de humo y los que deciden abandonar el complejo para contar lo que realmente ocurre…bueno, en realidad nadie abandona nunca estos complejos si no es en el maletero de un seat familiar negro.

16:30
Siguen llegando supervivientes, curiosos, gente desesperada en busca de un lugar seguro. A medida que pasa el tiempo se incrementa la presión militar.

18:30
Los altercados aumentan en el punto de información. Alguien ha descubierto a varios miembros de la resistencia entre los curiosos y ha decidido entregarlos a los militares por una estúpida recompensa sin pensar en que no admiten zombies en los centros comerciales ni en las tiendas de barrio. No vivirá lo suficiente para gastar ese dinero si es que llega a cobrarlo algún día.

La tensión se puede palpar en el ambiente.

19:30
Los controles de infectados se intensifican. En pocas horas tendrá lugar la inauguración del complejo en el polideportivo del pueblo. Todos estamos invitados.

23:00
Ya estamos todos dentro. El señor Montesinos rodeado de fuertes medidas de seguridad se dirige a la población. Estamos en uno de los complejos seguros de WRG, aquí estamos todos a salvo y podremos disfrutar, siempre por un módico precio, de las comodidades y seguridad de un verdadero hogar. Los supervivientes después de horas de tensión por fin respiran tranquilos, al final hoy van a poder descansar, relajarse y darse una ducha con agua caliente.

Se oyen los primeros disparos, luego sirenas, algo está pasando fuera. El nerviosismo se palpa en el ambiente, esto es un polvorín a punto de estallar. Desde las gradas siguen insistiendo en que es un lugar seguro, que no hay nada que temer hasta que uno de los militares lo confirma. Han roto el perímetro, los zombies están dentro.

Segundos más tarde aparecen los primeros Z’s, los militares intentan contenerlos a tiros, el resto de nosotros intentamos salir de esta ratonera antes de convertirnos en el aperitivo de la noche. Al final no habrá ducha caliente ni copa de vino, vamos a tener que correr otra vez.

24:00
Nadie sabe nada. Empiezan a circular rumores sobre la resistencia, sobre militares renegados que intentan ayudar a la población. La desinformación es total. El caos se adueña de la ciudad y cientos de supervivientes corren como pollos sin cabeza de un lado a otro. Huyen de los Z’s, de las hordas de zombies, intentando sobrevivir unas horas más para saber que es lo que ha ocurrido y como salir del pueblo.

La noche avanza y todo se complica, los militares no pueden controlar la situación y se están quedando sin munición. Esto huele a bomba. Por el mismo precio eliminan a los zombies y a todos los testigos. Ya lo han hecho antes y nada les impedirá volver a hacerlo.

02:11
Más rumores. Parece que la gente de la resistencia tiene información sobre la bomba o sobre el código para desactivarla y están retenidos en la piscina. Otros están cerca del cementerio custodiados por varios militares y la población local ha visto movimiento en las afueras cerca de un pequeño lago a unos 2 kms de nuestra posición.

Estamos cerca del ayuntamiento y nos dirigimos al cementerio cuando un grupo de Z’s nos salen al paso. A lo lejos se oyen disparos, tal vez encontremos una zona segura donde descansar y recuperar fuerzas. Corred!!!

En la plaza un grupo de militares intenta contener a los zombies y proteger a los supervivientes que llegan atraídos por el ruido. Han conseguido montar una tirolina para evacuarlos a todos lejos de aquí, solo tenemos que conseguir entrar en el edificio. Si no estuvieran esos malditos zombies en la puerta.

Al fin dentro. Más militares intentan calmar a los que hemos conseguido entrar. Nos infunden coraje y valor. Solos no vamos a conseguirlo.

03:07
Cada vez hay más zombies en los alrededores, parte de mi grupo ya ha conseguido escapar y buscar un lugar seguro, es mi turno, voy a reunirme con ellos, salto…

03:08
Estoy atrapado a varios metros sobre el suelo, la cuerda de la tirolina se ha enrollado mal y no puedo avanzar. Aparece un zombie, luego otro y otro ¿donde está la zona segura que nos prometieron? Antes de que pueda darme cuenta una horda me aguarda a escasos metros debajo de mis pies. Soy su segundo desayuno, solo tienen que esperar a que madure lo suficiente, como las manzanas. Si me hubiera detenido unos pocos metros más allá ahora sería una manzana zombie. Afortunadamente no pueden llegar hasta mi…de momento.

Mi grupo espera al otro extremo pero se acerca otra horda por arriba, veo algunas caras conocidas de los que en su día fueron mis amigos y ahora solo piensan en morder y desgarrar. Los que aún siguen con vida corren. Lo último que consigo oír es “Nos vemos en el cementerio” y no se si eso me tranquiliza demasiado.

Son las 03:09 y estoy solo, rodeado de zombies y colgado como un jamón. Definitivamente he estado en situaciones mejores.

La tirolina vuelve a funcionar. Los zombies siguen ahí.

Algo llama la atención de la horda de arriba, parece que tienen comida fresca al alcance de la mano y yo aún no he madurado bastante. Aprovecho el momento para descolgarme y salir corriendo hacia el cementerio.

Cada vez hay más zombies por todas partes y llegar hasta mi destino por el camino más corto solo me conduce a varias carreras para evitar un mordisco seguro. Pero no soy el único. Solo dos compañeros han podido seguir adelante. A este lado del pueblo me reencuentro con los demás, que por lo que parece han escogido el mismo camino que yo, huir de los Z’s por donde sea.

Nos separamos.

Después de muchas vueltas conseguimos llegar de nuevo al cementerio. Dos chicas indefensas están en apuros, los militares han decidido que lo mejor es torturarlas para que cuenten todo lo que saben y luego ejecutarlas. Según dicen son parte de la resistencia. Están asustadas, hambrientas y con frío, parece que lleven horas aquí sufriendo.

Ya hemos perdido a parte del grupo pero seguimos adelante. La situación es realmente preocupante, los zombies cada vez son más agresivos y el cansancio empieza a dificultar nuestros movimientos. Las hordas nos han empujado hasta los extremos del pueblo cerca de la carretera principal pero incluso aquí, en un lugar tan apartado un grupo de Z’s buscan comida. Conseguimos despistarlos solo para comprobar que un grupo de militares quiere charlar con nosotros. No nos detenemos para comprobar si quieren ofrecernos agua o plomo y volvemos sobre nuestros pasos, atrapados entre Z’s y militares.

Conseguimos escapar y volver de nuevo al centro del pueblo. La situación no ha mejorado. Nadie sabe con certeza donde está la bomba ni si llegaremos a tiempo para desactivarla.

Más Z’s.

Huimos hacia el parque. Otra trampa mortal. Nos acercamos sin hacer ruido hasta lo que parece un grupo de supervivientes que recupera el aliento cerca de unos árboles. Ya casi podemos ver sus rostros ocultos en las sombras, estamos a solo un par de pasos… arggg, más Z’s y estos no han tenido ni que correr, les hemos llevado el desayuno a la cama. Solo quedan dos miembros del equipo con vida. Ellos son la última esperanza para desactivar la bomba. Para nosotros ya es demasiado tarde.

06:15
Ya casi no quedan supervivientes en las calles. Hordas y más hordas de zombies caminan sin rumbo esperando cruzarse con algo de comida.

06:30
La mayoría de supervivientes se dirigen al ayuntamiento. Creen que con la ayuda de los militares van a poder resistir hasta que lleguen los refuerzos. Pobres ilusos. No hay refuerzos en camino, nunca los hubo. Lo único que les epsra en esa ratonera es la muerte. Lentamente pero sin descanso cientos, tal vez miles de zombies se acercan a buscar su ración de carne fresca.

Cuando logran entrar pocos son los que siguen con vida, los menos afortunados, pero la agonia durará poco. Nadie ha conseguido desactivar la bomba.
Survival Zombie - Aviá 2014

Un día después… Reflexiones de un cadáver zombie

Siempre he pensado que la primera survival de cualquier jugador es la peor. Por muchas crónicas que leas, por muchos vídeos que veas o por más que te cuenten es una experiencia que hay que vivir y solo después de haberla vivido y repetir es cuando puedes apreciar el gran trabajo que hay detrás de cada edición.

Esta vez lo he podido comprobar en muchos de los comentarios que se pueden ver en facebook después de los eventos y en persona. Para el resto de mi grupo era su primera vez en una survival. No hay información, no sabemos que hacer, no sabemos donde ir, ¿con quién hablamos? ¿Y con quién no?… Pese a todo lo que les había contado de ediciones anteriores y a mi experiencia esto nos pasó durante la noche. Luego de repente empiezas a juntar piezas y a encontrar información y en ese momento es cuando te das cuenta que estás viviendo un verdadero apocalipsis zombie. Es algo muy difícil de explicar y que requiere reposo y meditación. Pasar por el desconcierto, la rabia, la desesperación, la euforia…creo que una survival genera sensaciones extremas, algo a lo que no estamos acostumbrados en nuestro día a día y ese algo es por lo que la gente repite y vuelve edición tras edición.

Cada edición es diferente y en esta hay que destacar el gran papel que jugaron los militares, muchos militares, quizá una de las ediciones en la que nos hemos topado con más militares hasta la fecha y es que la trama lo exigía. Un complejo de máxima seguridad invadido por zombies. No hay lugar para tanques ni maquinaria pesada, no tendría demasiado sentido, pero si para militares recorriendo las calles, persiguiendo a supervivientes y zombies por igual.

Y en eso hicieron un gran trabajo, un grupo de ellos nos persiguió hasta las afueras del pueblo gritando que nos detuviéramos. Otro grupo patrullaba las calles pidiendo pasaportes o buscando a los miembros de la resistencia, colgando carteles, en el ayuntamiento protegían a todo el que llegaba, en el cementerio torturaban a chicas indefensas, registro constantes de infectados en el checkin, por el pueblo…lo dicho, muchos militares.

Pero no todo se reducía a los militares. Los Z’s y las hordas nos dieron estopa de la buena y evitaron que pudiéramos merodear por las calles con tranquilidad. Otro punto a favor de la trama, nadie esperaría que unos pocos zombies pudieran romper el perímetro de seguridad así que tenía que haber muchos y nosotros nos topamos con la mayoría.

En cuanto a las pruebas quizá pecamos de conservadores y arriesgamos poco. Nos quedamos con ganas de encontrar más, teníamos claros algunos puntos, encontramos otros y conseguimos información vital de otros supervivientes pero no arriesgamos lo suficiente.

En resumen fue una buena survival con grandes momentos.

Me parece muy buena idea lo de las escenas sin información ninguna, solo para interactuar y pasárselo bien. Añaden diversión y confusión a partes iguales y creo que deberían potenciarse más. Eso animaría a los supervivientes y disminuiría la presión en otras escenas.

En esta ocasión la tirolina fue el momento agridulce de la noche, en conjunto fue una escena genial, la actuación del coronel Faramond increíble con cada nuevo grupo que llegaba, animando a todos los supervivientes en la cola pero fue una prueba que se saturó rápido y la espera se hacía larga. Aún así tanto la escena en la entrada al recinto como los discursos del coronel y el salto con tirolina lo merecían. Además de ser un momento perfecto para descansar, conocer a otros supervivientes e intercambiar información con ellos. Desde aquí mando un saludo a las tres chicas de Barcelona con las que coincidimos en la cola, espero que el salto con tirolina fuera bien y que hubiera pocos zombies a la llegada :)

Nos vemos en la siguiente supervivientes!!!

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Frases en “Alcander”, de Luisa Fernández

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letra-una novela como Alcander, en la que se reunen vampiros, inmortales, eternos, licántropos, náyades o espumeros, tiene personajes suficientes dignos de pronunciar frases que deben quedar para la posteridad. Estas son algunas de las que creemos que no pueden pasar al olvido.

  • -Morir, Shoumila. Gratificante sentencia. Morir sería al menos algo a lo que aferrarse en esta vida.
  • -El bosque no permitirá que te vayas.
  • Los espectros oscuros cada vez se metían mejor en su papel y costaba distinguir quién era quién.
  • Y pronunció aquella pregunta con la respuesta palpitando en su garganta.
  • La subespecie miró sus ojos. Eran antiguos y destilaban una profunda mirada de eternidad.
  • Solo fue capaz de escuchar el sonido ciego de una llamada mas fuerte que sus excusas.
  • Extendió sus brazos y cerró los ojos dirigiendo su mirada hacia el cielo.
  • Le lanzó una intensa mirada llena de anhelo, como la que vertiría un adicto que tiene frente a él la sustancia mágica que le hará sentirse bien, pero siendo consciente de que después le arrojará al infierno de la abstinencia.
  • Simplemente hemos sentido una atracción irresistible el uno por el otro, y no por ello debemos jurarnos amor eterno.
  • Solo te diré que Cronos, … no es más que una esquirla alojada en mi amígdala, una caries en mi diente, el pus de uno de mis granos.
  • Eres un alma muy antigua Genjis. Tal vez hayamos coincidido
  • Cuando el pozo negro de su boca se abrió para hablar, dejó escapar un hedor de mil cadáveres junto con su voz ronca y temblorosa.
  • Se que estamos exaltados frente a lo que se avecina. Que las dudas nos estrangulan y la incertidumbre anida en el espíritu de todos. Pero solo os pido fe. Sin preguntas, sin reproches, tan solo la esperanza arde en el corazón guerrero antes de la batalla final y el valor que sé que habita en cada uno de vosotros.
  • Soy un embustero, un tramposo, un verdadero bastardo que adereza su almuerzo con imbéciles como tú.
  • No muestres tu miedo ni tus pensamientos. No te detengas escuches lo que escuches ni veas lo que veas.
  • Nada es eterno. Simplemente hay que conocer al enemigo para doblegarlo.

Fuentes

Alcander Autor: Luisa Fernández, Editorial: Click ediciones – Grupo Planeta

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La leyenda de Alguero e Ynidas por Ángel Torezano

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Cuenta una antigua leyenda de los albores del tiempo
que cinco reyes del mundo se batieron en batalla.
Hicieron temblar la tierra hasta el último cimiento
y no dejaron en pie ni siquiera una muralla.
Relatos de Fantasía - Alguero e Ynidas
Todo empezó una tarde, en una serena playa,
donde dos tristes amantes se besaban a escondidas.
Él era hijo del mar, ella del fuego vasalla,
y aunque debieran odiarse, abrazados se fundían.

Alguero, lengua salada, oleaje de osadía,
príncipe de los mil mares que empuña la libertad.
Ynidas, pelo de fuego, adalid de la alegría,
princesa del volcán y la Llama de la Eternidad.

No hay testigos de sus besos, sólo un viejo palmeral
que baila al son del rumor de las olas y la brisa,
y el sol que, lleno de envidia, se une también con el mar,
ignorando que en las sombras se oculta un mordaz espía.

La flor del amor florece hasta en las tierras marchitas
por mucho que se propongan arrancarla de raíz,
porque aunque no lo parezca tiene unas alas cosidas
que la elevan sobre aquello que la quiere hacer morir.

Prometido estaba Alguero, aunque no fuera feliz,
con la hija de la reina de los bosques de Valnessia.
Pues su padre, el rey pirata, juró por su cicatriz
que unirían mar y bosques desposando a la princesa.

Con tal de ampliar su flota hizo el rey esa promesa,
pues precisaba madera de los bosques de la reina.
Prometer a sus dos hijos fue su inapelable oferta,
y así quedó concertado el enlace de conveniencia.

Cuando Alguero se enteró —cuál fue su amarga sorpresa—,
iracundo se marchó en su rápida fragata.
Odiaba profundamente sentir el ánima presa.
No era moneda de cambio, sino un osado pirata.

A Ynidas le ocurría la misma situación ingrata;
estaba ya prometida desde el mismo nacimiento.
Desde niña le insistieron con la misma perorata:
“Al gran Príncipe del Sol te ata firme juramento.”

Pero nada pudo hacer por callar el sentimiento
que Alguero prendió en su pecho cuando en la playa se vieron.
Cabalgaba el gentil hombre sobre la espuma y el viento
y le quedó en las pupilas su imagen grabada a fuego.

Alguero sintió lo mismo: un remolino en el cuerpo
que le arrastraba sin tregua hasta el fondo de los mares.
Desde entonces se veían, con luna llena en el cielo,
en la playa que les vio convertirse en dos amantes.

Pero aquel funesto día unos ojos vigilantes
se encontraban observando a los pies de una arboleda,
y a la Reina de los Bosques denunciaron, acuciantes:
“El buen novio de tu hija arde con otra candela.”

La reina Silene entró en una furia tan ciega
al ver vejada a su hija, que ordenó a su milicia:
“Contra el reino de los mares levantaos en pie de guerra,
que no quede un solo barco hasta que se haga justicia.”

Cuando el rey de los piratas se acercó con su codicia
a recoger la madera de los bosques de Silene,
un aguacero de espinas lanzadas con gran pericia
azotó por sorpresa al rey Azariel y su hueste.

Muchos piratas murieron sobre el agua azul celeste,
entre ellos, por desgracia, el bravo príncipe Alguero,
pues una espina impregnada de un veneno muy potente
voló hasta su embarcación y le impactó en pleno pecho.

Pobre príncipe de sal, tan joven y tan apuesto.
Va tu barco hacia alta mar, ardiendo bajo la luna.
Llora tu padre y tu gente: “Ya no volverás a puerto;
no habrá para tu asesino por ende piedad alguna.”

Ynidas, en su aposento, no tuvo duda ninguna.
Su gran amor había muerto, lo sintió en el corazón.
En la negrura gritó: “¡Que la Llama la consuma!”;
y el fuego de la venganza en su seno se encendió.

Aunque lloró tristemente, ni una lágrima cayó,
porque cada una de ellas se evaporó en su piel.
Fue hasta la Llama Eterna y con su fuego danzó,
avivándola con ira amarga como la hiel.

La flor del dolor florece hasta en el mejor vergel
por mucho que se propongan arrancarle las espinas,
porque aunque no lo parezca tiene una raíz cruel
que se aferra sobre aquellos cuya alma está perdida.

No esperó al amanecer, la desamparada Ynidas,
para azuzar a sus tropas sobre el reino de los bosques.
Cada arbusto y flor ardió, convirtiéndose en cenizas,
y a la princesa ensartó con su incandescente estoque.

Ynidas se vio cercada por cientos de guardabosques
que Silene convocó al marchitarse su hija.
“Que la hiedra de la muerte a tu corazón se enrosque
y que el alma te estrangule cual espinosa sortija.

“Por la maldición del bosque morirás cual sabandija,
sin vástagos, mustia y fría, totalmente seca y yerma.”
La maldición de Silene arraigó en torno a Ynidas
formando un yugo de ámbar que la postró en la hierba.

La princesa estalló en llamas, barriendo a la soldadesca,
y acercándose a la reina la tomó por la garganta.
“Que tu maldición se cumpla, pero tú ya estarás muerta.”
Y con ansias asesinas la traspasó con la espada.

El rey pirata en su barco aún a su hijo velaba
cuando atisbó el incendio que iluminaba la noche.
No pudo creer que el bosque fuera esa enorme fogata
que engullía la madera en un absurdo derroche.

Subió al castillo de popa farfullando mil reproches
y le habló a la mar de amor en su ondulante lenguaje.
Urgió su infame lujuria y, como último broche,
provocó sus más aciagos celos de mujer salvaje.

La mar, posesiva amante, se erizó de fiero oleaje
y estalló en tempestad, muy dolida con el rey.
Entonces se quedó quieta, espesando su coraje,
dispuesta a hacerle saber que nadie violaba su Ley.

La mar inspiró tan hondo que en cohibida desnudez
dejó sus playas y ribas, desamparando a los peces.
Asomó al horizonte una ola de tal gigantez
que el mundo se quedó mudo, desolado ante su suerte.

El agua lo arrasó todo con su rugido de muerte,
apagando todo el fuego, incluso el del gran volcán.
Apagó todas las llamas, salvo la que era más fuerte,
aquella cuyo nombre era Llama de la Eternidad.

La princesa Ynidas vio, aún en la oscuridad,
cómo se le echaba encima aquella ola gigante.
Supo que no escaparía, y con calma y dignidad,
adoptó regia postura y esperó, pecho adelante.

Abrazó al muro de agua como si fuera su amante
y en fría estatua de piedra se convirtió para siempre.
La maldición de Silene se cumplió en ese instante,
pues nada hay frío y yermo como la piedra inerte.

El Rey del Mar, apenado, se lamentó enormemente
al saber por un pirata quién era aquella muchacha.
Trasladó la bella estatua que sonreía dulcemente
al lugar donde su amor había brillado: la playa.

Pero el Príncipe del Sol, que todo aquello ignoraba,
agraviado se sintió y enarboló su estandarte.
La princesa Ynidas era su prometida adorada,
y aunque no fuera su esposa, justicia pensaba darle.

En la Torre de Cristal, el más brillante baluarte,
se concentraron los rayos más luminosos del sol.
Descargaron su energía, despedazando en mil partes
cada uno de los barcos que navegando encontró.

El espía de la sombra, el depravado soplón
que ante la reina Silene delató a los amantes,
se fue entonces bajo tierra e informó a su señor
de que su maligno plan había sido fulminante.

El Señor de las Tinieblas, dueño de los nigromantes,
dejó las profundidades y emergió de nuevo al mundo.
Destruidos sus enemigos, nadie podía pararle.
Tanta calamidad le hizo sonreír de un modo inmundo.

El firmamento cubrió con manto negro y profundo
para evitar que la luz otro día amaneciera.
El reino del sol cayó, no resistió ni un segundo
el embiste de la sombra que asoló toda Valnessia.

Sólo hubo una cosa que permaneció ilesa:
la falda de una montaña donde brillaba una llama
que alumbraba con su fuerza la playa de una princesa
con dulce expresión de amor y un abrazo que no acaba.

De cinco reinos que hubo, verde, áureo, azul y grana,
solamente quedó el negro extendiéndose sin fin
a causa de dos amantes que en una orilla se amaban,
ignorando que sus besos acabarían así.

Escuchad vuesas mercedes lo que tengo que decir:
esta es la triste historia del bravo Alguero e Ynidas,
que fueron valientes como para arriesgarse a vivir
un amor que pocos viven ni en toda una larga vida.

Y dicen que aún se abrazan los amantes a escondidas
las noches que en esa playa la luna llena les mira,
pues sube el agua del mar porque Alguero no la olvida,
y abraza y cubre de besos a la bella y fuerte Ynidas.

La flor del amor florece hasta en las tierras sombrías
por mucho que se propongan apagarle la raíz,
porque aunque no lo parezca tiene unas alas rojizas
que la protegen del frío que la quiere hacer morir.

Ángel Torezano – Raúl Sánchez Martínez

Foto Ángel TorezanoÁngel Torezano creció entre dos mundos: el real y el de la fantasía. En una de esas vidas se convirtió en un ingeniero informático aficionado a los deportes de montaña; en la otra recorrió innumerables cuentos, viviendo infinitud de aventuras. Y así fue como descubrió una verdad pequeña, aunque poderosa, escondida a la sombra de los sueños: que la pluma es más fuerte que la espada.

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Soluciones al reto de Alcander

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Si buscas las soluciones al reto de Alcander, novela escrita por Lucía Fernández, has llegado al lugar adecuado, pasa y descubre si el tiempo sigue su curso.

¿Qué no podemos encontrar en el mapa de Onicerox?
La Mancomunidad

La Mancomunidad es una región Los Cuatro rincones de la civilización creado por Patrick Rothfuss en la Crónica del Asesino de Reyes.

¿Qué arma acaricia Alvaro en su costado?
Un colt 45

Un Ak-47 no queda tan elegante, una katana no es tan efectiva en las distancias largas, ¿y un hacha? Las hachas solo son letales si las empuña un enano de la Tierra Media.

Estanislao es un …
Licántropo

Los licántropos son criaturas legendarias, presentes en muchas culturas independientes a lo largo del mundo. Según las creencias populares, el licántropo o hombre lobo puede permanecer con su aspecto animal únicamente por espacio de unas cuantas horas, generalmente cuando sale la luna llena. La ferocidad, la fuerza, la astucia y la rapidez lo caracterizan, para desgracia de todos aquellos que se cruzan en su camino.

¿Cómo se llama la isla de Onicerox en la que vive Estanislao?
Penumbra

Si viajamos a los Cuatro Rincones de la Civilización encontraremos La isla de Yll, en el mundo de Ilandor se ubican las islas Arcan y para llegar a la isla de Fuego deberemos volar a lomos de un dragón hasta Ornia Occidental.

¿Qué prenda no forma parte de la indumentaria de Estanislao?
Un peto de lana

Lleva un peto, pero de cuero más acorde a su personalidad dura y fiera, curioso el tartán del clan Douglas que nos hace pensar en las verdes colinas escocesas y sus tradiciones, como la borla de pieles, ¿un mero trofeo de caza?

¿En qué se transforma Etsuko cuando no tiene forma humana?
En un gran zorro blanco

¿Qué mide el tiempo en Onicerox?
El reloj de bruma

¡¡¡El círculo del progreso nooo!!!, La rueda del tiempo es una saga de literatura fantástica creada inicialmente por Robert Jordan y continuada por Brandon Sanderson y El contador de arena es una obra de Arquímedes en la que el autor intenta establecer un límite superior para el número de granos de arena necesarios para llenar el universo

Pelo plateado de luna, rostro azul palido, ojos almendrados, pupila de oro… ¿Quién responde a esta descripción?
Arcadia

Me hizo pensar en algunos momentos en la Bruja Blanca de Narnia ¿a vosotros no?

El símbolo grabado en el pecho de Alcander está formado por…
Dos espirales

¿A qué Orden pertenece el emblema de un Dragón alado asiendo con sus garras un corazón sangrante?
Ordine Umbrae

La Orden de Montesa es una orden religiosa y militar fundada por el rey Jaime II de Aragón en el siglo XIV.

Ars Magna es un importante libro de matemática escrito originalmente en latín por Gerolamo Cardano en 1545.

La Orden del Fenix es una organización secreta ficticia en la serie de libros Harry Potter escrita por J. K. Rowling.

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Entrevista con Sonia Centeno

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Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Sonia Centeno, la autora de El Origen del Lum.

Sonia Centeno Saiz Sonia es una persona vital, alegre, con muchas ganas de hacer cosas nuevas y de aprovechar cada minuto de su vida. Y con muchas ganas también de contar historias. La fantasía te permite crear todo de la nada, mundos, objetos, personajes. En ella todo es posible.
Puedes seguirla en El Origen del Lum en Facebook o en Twitter

 

¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Sonia.

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Que hay muchas ideas en muchas cabezas que madurarán y sorprenderán.

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
La historia interminable, Willow, Juego de tronos.

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leíste?
La historia interminable hasta tres veces.

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido? ¿Por qué?
Antes Atreyu, por su valor, por su inocencia. De mayor Tyrion Lannister, por su humor ácido, su punto cómico, su hiriente pero sincera forma de pensar.

¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Que se acabe.

¿Desde cuando escribes fantasía?
Unos cuatro años.

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Sencilla, sin adornos, con frases cortas y directas.

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
Sé qué personaje principal quiero y el argumento básico que quiero contar. Después su historia se escribe sola, como si lo hiciera él mismo. El entorno lo va pidiendo la propia historia.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
Todo, evidentemente. Sin argumento no importa el personaje, y si no haces un personaje creíble no importa si tienes un fantástico argumento. ¿El mundo? Quizás sea lo más fácil de crear.

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes? ¿Por qué?
Sí, a uno, y no es el principal. Lo añadí una vez escrito el libro, reconozco que me inspiré en Rue de los juegos del hambre. Joven, inocente, un personaje que de haber vivido nos habría sorprendido. Mi personaje, Emilora, crece en la segunda parte y sorprende en la tercera. Le tomé cariño.

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
Ninguna, son muy cabales.
Entrevista a escritores de fantasía
¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Que la abandono, que la podría mejorar seguramente si la leyera en unos años, que me despido de ese mundo del que no quiero salir. Y que me gustaría que quien lo lea sienta lo mismo que yo.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
Pasar la barrera de familiares y amigos y llegar a más gente una vez editado el libro.

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
Revisa tu obra una y mil veces hasta que casi la odies. Llama a cientos de puertas hasta que alguna se abra.

¿Autoedición o editorial?
Editorial.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
Lo primero terminarlo, que te convenza. Después encontrar editorial, aunque gracias a internet puedes llegar a muchas.

¿Cómo definirías a tu público?
Variado. Aún me muevo en círculos cercanos y familiares. No considero que tenga un público que definir.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Escribiendo. A veces sé que tengo que hacer algo con un personaje que no quiero hacer, pero la historia lo pide. Y me cabreo.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
No. Basta que me pidas una anécdota para que no recuerde ninguna. Basta que me pidas escribir sobre algo para que no me salga nada. La vida es muy graciosa en sí.

¿Cuál es tu mejor defecto?
No sabía que exisitieran defectos mejores…Digamos por ejemplo que mi testarudez, mala para algunas cosas pero buena para tirar hacia adelante.

¿Qué te preguntarías a ti mismo? ¿Y cuál sería tu respuesta?
¿Hay edad para escribir o leer fantasía? Y contestaría: ¿Es que hay edad para dejar de soñar?

¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
Soy responsable de lo que digo, no de lo que tú interpretas.

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…
Menos mal que no me has preguntado por Rusia como a la Miss aquella. Hay que leer los míos y los de otro autor, sino es como ir a una calle que solo tiene un bar. Necesitamos a todos. Además ahora por dos euros se puede leer digital así que es algo que todos podemos permitirnos. Yo no puedo definirme, que lo haga quien me lea.

Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Sonia, seguro que estará encantada de responderla :)

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Nuevo reto: Alcander

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Torneo del Rey: Alcander
Aventurero, héroe o simple mortal, esta es la oportunidad para demostrar tu habilidad y tu talento.

En el Torneo del Rey tienes disponible un nuevo reto al que enfrentarte y conseguir fama, gloria y porque no, un poco de experiencia en combate que llegado el momento siempre te puede venir bien.

En Alcander un mundo conocido por Inmortales, Nosferatu, licántropos y otras criaturas, se enfrentará a su desaparición. Vuela hasta el mundo de Onicerox y descubre sus secretos.

Accede al reto: Alcander

Añade tus preguntas para el reto Alcander en los comentarios…

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La legión de los cinco ejércitos por Jorge A. Garrido

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―Mabel, cariño, no te quedes atrás.
La mujer de larga y abundante melena blanca alentaba a su nieta a
continuar. Llevaban andando unas dos horas, habiéndose detenido
apenas cinco o seis minutos tras rebasar los límites de la comarca de
Lídea, la aldea al norte del lago Otamar. La adolescente, muy cerca
de cumplir los quince, estaba acostumbrada a las caminatas de su
abuela, siempre de un lado a otro en busca de diferentes hierbas para
la preparación de infusiones que debían calmar o curar algunos de
los males de todos aquellos que acudían a la mujer de avanzada edad.

No obstante, debía reconocer que ese día se estaban alejando demasiado.

―Abuela, ¿qué buscas que se encuentra tan lejos de casa?
―Tranquila ―dijo a la par que volvía el rostro y le dedicaba una
de sus afables sonrisas―; ya casi hemos llegado.
Relatos de Fantasía - Las cinco legiones
La ladera de la montaña por la que ascendían estaba repleta de rocas
asomando por la superficie y la mujer tenía que realizar algunos
breves rodeos hasta rebasarlas, siempre hacia el este. Así llegaron al
punto más alto, tantos metros por encima de su aldea que si esta se
encontrara a la vista apenas diferenciarían unas casas de otras.

Mabel se acercó a su abuela. Esta, de pie e inmóvil, observaba un
inmenso valle oculto entre montañas mucho más altas que la que
ellas coronaban. Ya a su lado, Mabel la imitó, recuperando el aliento
perdido mientras se fijaba en cada detalle del lugar, desconocido por
completo para ella.

Apenas había árboles en el valle, aunque los pocos que vio poseían
troncos altos y gruesos, agrupado el conjunto a un lado. El resto estaba
cubierto por un manto de hierba no muy alto, de un verde tan vivo
que a cualquiera le haría dudar de la estación otoñal en la que se encontraban.
Algunas rocas, también de considerable tamaño, surgían
del centro mismo de la depresión, rodeadas por un no muy caudaloso
río que cruzaba de norte a sur entre meandros de extrema sinuosidad.

Laria se fijó en los ojos de su nieta y se dio cuenta de que se movían
veloces mientras captaban cada detalle de lo que tenían al frente.

Siempre mostró una gran curiosidad por el mundo que la rodeaba,
desde muy temprana edad, algo que ella agradecía.

―Vamos. Sólo un poco más.

La mujer comenzó el camino de descenso sin atender a las palabras
de la muchacha, que no tardó en seguirla. Sin embargo, no avanzaron
sino un par de minutos más. Laria escogió una roca cuya parte
superior, algo por debajo de sus caderas, iba a servirle de asiento. A
su derecha, Mabel hacía lo mismo con otra algo más baja.

―¿Qué hemos venido a buscar, abuela?
―Algo de gran importancia, cariño. ―Pasó la palma de una mano
por su cabeza, atusando el cabello levemente revuelto―. Dime, ¿qué
te sugiere este lugar?

La chiquilla giró el rostro hacia los árboles y se detuvo unos segundos
en ellos antes de pasar a las rocas. Aunque cualquier otra persona
hubiese afirmado sentir cierta paz y serenidad en dicho paraje,
ella tenía otras sensaciones bien distintas.

―Me sugiere… sufrimiento. ―Los ojos de Laria se abrieron un
poco más y los extremos de sus labios se curvaron ligeramente hacia
arriba. No obstante, fue un cambio tan sutil que la niña no iba a notarlo―.
Este lugar agita mi interior. No es una sensación agradable.
―Me gusta esa especial sensibilidad que demuestras, cariño.
Siempre lo hizo, por eso te he llevado conmigo allá a donde fuera,
pidiendo tu opinión sobre cualquier cosa, procurando mantener viva
esa curiosidad que bulle de tu interior.
»En efecto, este en apariencia tranquilo paraje esconde un secreto
al cual la inmensa mayoría de las personas no podrá acceder en su
vida. Tú, al contrario, sí eres capaz de advertir que algo no va bien,
que sucede algo extraño.
―Y… ¿qué es? ¿Cuál es ese secreto?

La mujer echó un vistazo al frente, acción que imitó la más joven.
No obstante, Laria, a ratos, observaba de reojo a su nieta, atenta a sus
reacciones ante sus palabras.
―Livasa está repleta de leyendas, a cuál más increíble. Una de estas
ubica una reliquia del pasado en algún lugar de estas tierras, un
objeto al que se le atribuye una poderosa magia.
―Una poderosa magia… ―susurró Mabel, que frunció el ceño. Su
abuela, a pesar de haberla escuchado, continuó hablando como si no
lo hubiese hecho.
―Existen numerosos rumores acerca de lo que es capaz de realizar
dicho objeto, aunque los más extendidos versan sobre poderes
que harían invencible a la persona que se hiciera con él. Es la razón
por la que muchos se obsesionaron con su búsqueda, alentados, además,
por las historias contadas en montones de libros repartidos por
el mundo.
―¿Es verdad? ¿Existe ese objeto?
Laria guardó silencio durante algunos segundos, acrecentando la
curiosidad de su nieta.
―Algunos estudiosos de esos antiguos tomos afirmaron con rotundidad
que esa reliquia se encontraba en un valle que muy pocos
conocían, alejado de toda población y en un lugar de poco provecho
por el que nadie se interesaría. Sin embargo, al contrario de lo que
muchos habrían hecho, esos eruditos no marcharon en su búsqueda.
En su lugar, interesados en una confrontación entre los distintos reinos
de Endina, acudieron a los reyes de dichos territorios y les vendieron
esa información.
»Como cabría esperar, los monarcas se pusieron manos a la obra
de inmediato y formaron, cada uno, un enorme contingente con el
que vencer al poderoso demonio que custodiaba el objeto.
―¡¿Hay un demonio en el valle?!
―No, cariño ―rio Laria―. Esa fue la mentira que forzaría a los
reyes a mandar una gran cantidad de soldados. De ese modo, fueron
cinco los ejércitos que se juntaron en este valle, dispuestos a luchar,
fuera contra un demonio u otros soldados, por el objeto que se les ordenó
llevar a su correspondiente monarca.
―Pero abuela, ¿qué reinos eran esos?
―Como ya te he dicho, los que descubrieron la ubicación de la reliquia
querían una confrontación entre todos los reinos. Y la lograron.
En este valle se produjo un terrible enfrentamiento del cual apenas
sobrevivieron unos pocos soldados; los que informarían de todo lo
aquí acontecido a sus respectivos reyes. Estos, desconcertados al
creerse los únicos con la información de los eruditos, pensaron en la
existencia de espías entre sus súbditos, tras lo cual declararon una
guerra abierta en todo el continente.
»El enfrentamiento duró poco más de tres años, hasta que sólo
quedó uno. No obstante, aquel que se alzó victorioso quedó tan debilitado
que se vio fragmentado en diferentes territorios, los cuales decidieron
aislarse de los demás. Así, tal y como esos estudiosos planearon,
la batalla en este valle dio comienzo al fin de todos los reinos
de Endina.
Mabel había fijado sus ojos en los de su abuela durante el último
minuto, pero enseguida los devolvió al valle, el cual creaba poco a
poco un mayor embrujo en ella.
―¿Qué era ese objeto que vinieron a buscar?
―¿Me preguntas qué era lo que los eruditos les dijeron a los reyes
o de qué se trataba en realidad? ―La pregunta intrigó aún más a Mabel,
que no necesitó articular palabra alguna para que su abuela continuara―.

Las leyendas hablaban de una especie de cetro que hacía
realidad casi cualquier deseo del que lo portara, desde crear una barrera
invisible que le protegiera de posibles agresiones hasta el lanzamiento
de proyectiles de cualquier tipo. Se decía que incluso podía
reducir a polvo una montaña en apenas unos segundos.
»Imagínatelo. Para un rey que ambiciona cada vez más poder, ¿no
es algo por lo que merece la pena arriesgar la vida de tantos soldados,
incluso por lo que iniciar una guerra en la que podría perderlo
todo? De ganarla, no habría nadie que se interpusiera en su camino,
no habría nada que no pudiese tener o conseguir.
»Mira esa loma. ―Laria señaló con un brazo una elevación por
encima del grupo de árboles, lugar hacia el que Mabel dirigió la mirada―.
¿No puedes verlo? Decenas de caballos blancos, negros y
marrones descendiendo a toda velocidad hacia el río, con soldados de
reluciente armadura sobre ellos intentando que sus gritos suenen por
encima del resto.
»¿Y al lado contrario? ―Mabel volvió la cabeza hacia la izquierda,
siguiendo una vez más la dirección indicada por su abuela―.
Una multitud de soldados con sus lanzas apuntando al frente, dispuestos
a ensartar en ellas a cuantos enemigos tengan al alcance.
La muchacha giraba el rostro a un lado y a otro mientras Laria
describía la batalla sucedida hacía tanto tiempo. De la cima de las
montañas pasaba su mirada a lo alto de las rocas, donde buenos arqueros
se habían apostado para disponer de una mejor posición en su
búsqueda de nuevos blancos; de aquí a los árboles, entre los que luchaban
soldados diferenciados por armaduras de distintos estilos; de
estos a campo abierto, donde la sangre teñía de rojo la hierba del suelo,
así como el río comenzaba a arrastrar los numerosos cuerpos sin
vida que habían caído en él. Se trataba de un espectáculo dantesco,
una trampa mortal para tantos hombres y mujeres abocados a la pérdida
de su más preciada posesión a causa de la ambición de alguien
que nunca comprendería el terrible error que había cometido al mandarlos
a dicho lugar.

Laria no perdía detalle de su nieta. Sus ojos se movían con rapidez,
sin detenerse más de cinco segundos en cada nuevo lugar observado.
Quizá fuera la fuerza que imprimió a sus palabras o que la imaginación
de la chiquilla le llevara a contagiarse de la esencia impregnada
en el valle, del residuo de tanto dolor entre sus montañas. Sin
embargo, Laria la había llevado hasta allí con un propósito y su reacción
no le estaba defraudando.
―Mabel, ¿cuál era el objeto que había en realidad en el valle?
La muchacha fue cogida por sorpresa por la voz de su abuela, la
cual se había quedado en silencio los últimos minutos. La miró fijamente
a los ojos, tragando saliva mientras en su cabeza procuraba
aclarar las ideas. Se sentía nerviosa, agitada. No comprendía de qué
iba todo aquello y la pregunta que acababa de formular no le ayudaba
a entenderlo mejor.
Mabel no abrió aún su boca. Su mirada regresó al campo de batalla,
hacia un suelo que debió retumbar al trote de los caballos, con
cada rodilla hincada en tierra, tras cada nuevo peso muerto producto
de algún mortal tajo donde la sólida armadura no protegiera al soldado.
Una vez más, revisaba cada accidente del terreno y creyó incluso
oír los golpes metálicos de armas chocando entre sí, los gritos ahogados
por gargantas que dejaban escapar el alma del muerto junto al último
suspiro, hasta el llanto de alguno que no daba crédito a sus ojos
mientras veía a su alrededor los cadáveres de viejos compañeros y
aún mejores amigos.
Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas. Su corazón se había
empapado de la tristeza del lugar y un terrible nudo se formó en su
garganta, amenazando no dejar pasar el mínimo de oxígeno demandado
por sus pulmones. Aún así, levantó la barbilla hacia donde se
encontraba su abuela, que aún esperaba una respuesta.
―El objeto… ―susurró con dificultad, aunque se esforzó en lograr
que sus siguientes palabras sonaran a mayor volumen y mucho
más claras―. ¿Una urna?
La propia Mabel se sorprendió por la respuesta que acababa de
dar, consciente de que en realidad no debía tener forma alguna de saberlo.
Sin embargo, dicho objeto se materializó de repente en su cabeza,
como si en algún momento lo hubiera visto y fuera ahora cuando
tomaba consciencia de ello. Laria, muy al contrario, se sentía
complacida.
―Puedes verlos, ¿verdad?
La muchacha movió lentamente su cabeza de arriba a abajo, en un
mudo sí al que respondió su abuela con una amplia sonrisa.
―Lo sé, por eso te he traído hasta aquí.
―Pero… No lo entiendo.
―Mi niña, no te asustes. Se trata de una habilidad que posees desde
siempre, aunque tu madre se esforzó en hacer que lo ignoraras.
―¿Que lo ignorara? ¿Por qué? Y, ¿por qué soy capaz de verlos?
¿Por qué ahora?
―Shhh… Tranquilízate ―le dijo con voz calmada―. No es malo
que puedas verlos; eso te hace especial, como muy pocas personas ha
habido en este mundo.
―¿Tú los ves?
―Sí, los veo.
―Y mi madre…
―No, cariño. Al menos, no cuando te tuvo, aunque sí de niña. A
ella le asustaba esta habilidad y decidió no ver. De hecho, tras comprobar
que, con pocos meses, te quedabas embobada mirando hacia
lugares donde en realidad no debía haber nada, hizo lo imposible por
evitar que desarrollaras tu sensibilidad.
―¿Pueden verme ellos?
―Sólo si tú se lo permites.
―Entonces, no pueden hacernos daño.
―¡Claro que no, mi niña! Es algo que quise hacerle entender a tu
madre, pero se negó a escucharme. Por supuesto, cuando descubrió
que tú también poseías esta habilidad, me prohibió que te ayudara a
hacerla crecer.

Mabel guardó silencio unos segundos, con su mente revuelta en un
torbellino de ideas y preguntas que no le permitían aclararse. Al frente
veía a los soldados combatiendo, a los asustados caballos dando
coces a todo el que se le acercaba y las flechas surcando veloces la
distancia a recorrer desde el arco hasta su objetivo. Los gritos, lejanos
ecos que se hacían más notorios allá donde centraba sus ojos, le
obligaron a volverse de nuevo hacia su abuela.
―Y cuando ella murió…
―Todos lamentamos la muerte de tu madre, y yo más que nadie;
¡era mi hija! Pero la vida continúa para aquellos que seguimos aquí,
así que te acogí bajo mi tutela e hice lo que creí mejor para ti.
―Pero no recuerdo haber visto antes a ningún…
Los labios de la joven se mantuvieron separados, aunque ninguna
otra palabra siguió a la última pronunciada. Laria decidió completar
su frase.
―A ningún espectro. Cariño, es muy difícil recuperar esta habilidad
a medida que una persona crece, pero estaba segura de que tras
estos siete años conmigo, comprendiendo que el mundo no se limita
a lo físico que nos rodea, podrías ver una vez más. Para ello, pensé
que este valle y la fuerza del fenómeno que en él se desarrolla te ayudarían
a conseguirlo. Los cinco ejércitos te devolverían tu habilidad,
una habilidad que casi hemos perdido los humanos. De hecho, no conozco
a nadie más, a parte de nosotras, que la posea.
―¿Nadie más?
―Nadie.
―¿Y es importante? Es decir… ¿por qué te preocupaste de que la
recuperara?
―Porque tenemos una responsabilidad con ellos, mi niña. ―Laria
puso una mano sobre su cabeza, como hacía un rato―. Poseemos
este don para ayudarles.
La muchacha frunció el ceño y se mostró confusa. Ante la súplica
de sus ojos por más detalles, Laria decidió ser más concisa.
―Cariño, mira la urna. ―Mabel hizo caso y dirigió sus ojos hacia
las rocas del centro de la depresión. Allí vio nuevamente el objeto
nombrado, una especie de jarrón de perfecta forma circular cuya altura
no superaba las rodillas del arquero más cercano, de boca ancha
y con un par de sencillas asas a los lados. Le dio la impresión de estar
hecho de barro, decorado con dibujos o formas de un rojo intenso
que no acertaba a distinguir desde su ubicación―. Fue depositada
aquí por los mismos eruditos que afirmaban haber encontrado la reliquia
de las leyendas. Desde luego, formaba parte de un plan mayor,
del cual nadie tenía, ni tiene, conocimiento.
»La dejaron en este valle conscientes de que no les costaría convencer
a aquellos reyes de que enviaran a tantos soldados. Muchos
de estos morirían, lo que suponía un doble valor para sus intereses.
Por un lado, conseguirían que los monarcas se enfrascaran en una
guerra global en Endina. Por otro, en esa urna acumularían las almas
de aquellos que iban a morir en el valle.
―¿Sus almas? ¿Para qué?
―Nadie lo sabe, aunque aquí fallecieron muchos más de los que
en realidad necesitaban, pues todos esos que ves luchando en esta
guerra sin fin siguen aquí porque no fueron absorbidos por ese objeto
mágico. Aún más, sólo nosotras podemos verlo; los soldados nunca
fueron conscientes de su existencia, invisible a sus ojos e inmaterial
a sus pasos.
Mabel fijó su mirada en la urna y se sorprendió de ver que los arqueros
la atravesaban una y otra vez mientras corrían sobre las rocas.
Aún sin pertenecer al mundo de los vivos, las fantasmagóricas presencias
respetaban cada elemento del paisaje como si sus cuerpos
aún poseyeran la ya perdida solidez, aunque no hacían lo mismo con
ella. No obstante, aún más extraño le pareció comprobar, por vez primera
desde que los observara, que los caídos se levantaban al poco
de haber sido derribados, reanudando la lucha en el punto en el que
la habían dejado.
―No lo entiendo. ¿Qué hacen aquí?
―El poder de la urna influye en ellos, privándoles de avanzar hacia
el siguiente estado tras su muerte. Pero, como ya te he dicho, estos
no son necesarios para los misteriosos planes de los eruditos. Por
eso siguen en el valle, haciendo aquello que les ordenaron cuando
aún vivían.

La chiquilla observó cómo algunos soldados cercanos se batían
con espadas. En el pequeño grupo estaban representados los cinco
ejércitos y sus combatientes pugnaban por vencer mientras procuraban
no quedar al descubierto de otros que corrieran por su espalda.
Uno de ellos recibió una profundo y mortal corte horizontal por encima
de las caderas y cayó hacia delante. Lo más extraño para Mabel
fue su impresión de que aquel hombre, en su caída, la miró directamente
a los ojos, lo que le hizo dar un leve respingo sobre la pequeña
roca en la que estaba sentada.
―Cariño, sé que no es algo agradable de ver ―añadió Laria al ver
la reacción de su nieta ante semejante espectáculo―, pero no están
muriendo realmente; ya lo hicieron hace mucho tiempo.
Mabel se dio cuenta al instante de que su abuela no había entendido
la razón por la que se había sorprendido y decidió no comentar
nada sobre ello, tan sólo asintió a sus palabras. Sin embargo, no le
quitó ojo al caído, el cual se puso de rodillas al cabo de un minuto,
listo para reanudar el combate una vez más. Y también en esta ocasión,
mientras se incorporaba, echó otro vistazo a la joven, aunque
enseguida volvió a prestar atención a los que le abordaban. Laria, no
obstante, se encontraba mirando hacia otro lugar, por lo que no podía
haberse percatado de este detalle.

El soldado levantó la larga espada sobre su cabeza y detuvo la que
se dirigía veloz hacia él. Repelido el ataque, se mostró rápido al golpear
a un segundo adversario en la cara con el codo del brazo libre y
aún tuvo tiempo para detener un nuevo sablazo del anterior, este a la
altura de la cintura. Ahora, centrado en un único rival y demostrando
una mayor agilidad, no le costó doblegar al que antes lo mandara al
suelo de bruces, terminando por enterrar su arma en el pecho descubierto
del enemigo. Una tercera vez, el hombre miró fijamente a Mabel
a los ojos, en apariencia extrañado de verla allí.
―Abuela, ¿de verdad no pueden vernos?
―No, mi niña.
―Entonces… ¿De qué forma podemos ayudarles?
En los ojos de Laria surgió de pronto un leve brillo que Mabel no
llegó a apreciar.
―¿Recuerdas aquella vez que me preguntaste por qué uso ropas
tan anchas y de tan variados y vivos colores?
Mabel miró de forma instintiva su vestimenta y en efecto volvía a
llamarle la atención que en cada manga pudiera caber su propia cintura,
aunque debía reconocer que ella era una chica bastante delgada.
Además, las formas irregulares del dibujo registraban todos los colores
conocidos, sin olvidar uno sólo.

―Sí. Me dijiste que se debe a la tradición de nuestra familia, aunque
ni yo ni mi madre hemos vestido de esta forma.
―Estas son las ropas con las que nos identifican en la aldea y hace
mucho tiempo que se vienen usando en nuestra familia. Cada nueva
generación ha ido heredando los conocimientos de la anterior, estos
cada vez mayores tras nuevos estudios y experiencias. Por eso los habitantes
de Lídea y otras comarcas de alrededor han acudido siempre
a nosotras cada vez que tenían algún problema, ya fuera de salud o…
con fenómenos extraños en sus casas o terrenos. No sólo me encargo
de entregarles remedios que hayan de sanarles; también les libro de
estas presencias, a las cuales ayudo a abandonar nuestro mundo.
―¿Y vas a ayudar a estas? ―Mabel pronunció sus últimas palabras
mientras de reojo echaba un nuevo vistazo al soldado que de vez
en cuando centraba en ella su mirada, combatiendo el resto del tiempo
contra sus adversarios y levantándose cada vez que era derribado.
―Para eso estamos aquí, cariño.
―Pero, si no pueden vernos, ¿cómo les ayudas?
―De esta manera.

Laria se incorporó y se acercó al grupo que tenían más cerca. En él
combatían once soldados, entre los cuales se encontraba el que llamaba
la atención de la chiquilla. Este no dio la impresión de haber
notado la presencia de la mujer, a la cual parecían atravesar de la
misma forma que los arqueros a la urna.
Tras elegir a uno de ellos, levantó una mano y la puso sobre su cabeza.
El que tocó dejó de moverse al instante, lacio su cuerpo mientras
el resto de los soldados se olvidaba de él, como si hubiera desaparecido.
―Yo te libero ―dijo Laria en voz alta―. Márchate, inicia el camino
hacia el lugar al que perteneces.
El cuerpo semitraslúcido del soldado comenzó a emitir una luz
blanca intermitente que parecía surgir del pecho, un resplandor ligeramente
molesto para Mabel. Esta vio cómo el tiempo entre la aparición
y ausencia de la luminosidad era cada vez menor, hasta que la
luz pareció establecerse de forma perenne en el espectro. Pocos segundos
después, este soltó un desgarrador alarido a la par que comenzaba
a desaparecer de la vista de la joven, en una especie de agónica
segunda muerte que para Mabel duró toda una eternidad. Finalmente,
ante los ojos llenos de tristeza y pavor de la chiquilla, el soldado
desapareció por completo.

―¡¿Qué le has hecho?! ―gritó dejando a las claras su disconformidad
con lo sucedido.
―Mandarle a donde debe estar.
―¡Pero he notado su sufrimiento! ¡Ha sido horrible!
―Cariño, era necesario. Necesitan nuestra ayuda.
―¡¿Nuestra ayuda!? ¡Nunca podría haber imaginado esto! Dime,
¿alguna vez mi madre te vio hacerlo? Porque, entonces, entiendo que
no quisiera saber nada de este don.
―Sí, lo vio ―se apreció una pizca de rabia en la respuesta de Laria―.
Sé que parece terrible, pero tenemos la obligación de hacerles
continuar su camino. Es nuestra responsabilidad. No podemos eludirla.
―¿No podemos? ¡Yo no quiero hacerlo! ¿Es que no lo sientes?
¡¿No sientes cómo sufren?!
―¡Niña, no me vengas con las mismas tonterías que tu madre!
―exclamó a medida que se acercaba a la muchacha―. A ella no le
aguanté ninguna y tampoco voy a aguantártelas a ti.
―¿Que no le…? ¡¿Le hiciste tú algo a mi madre?!
La mirada de Mabel cambió radicalmente, a la par que Laria se
daba cuenta del alcance de sus palabras y buscaba en su cabeza otras
muy distintas que consiguieran calmar a la joven.
―¡No…! Mabel, ya sabes que fue un oso el causante de su muerte.
¿Cómo puedes siquiera pensar que yo… que yo pude hacerle algo?
Mabel se levantó del que era su asiento y comenzó a andar a un
lado, sin reducir ni ampliar la distancia con su abuela. Su voz, desde
luego, había tomado una cariz muy distinto al de hacía sólo unos minutos.
―¿Qué le hiciste? ―dijo entre dientes.
―Mabel, vamos… No tuve nada que ver con su muerte.
―Ella se negó a hacerles lo que acabo de ver y eso te enfureció,
¿no es así?
―Yo… Sí, vale. Es cierto que se negó, y también que me enfadé,
pero no la maté.
―¡Mientes!
―No, cariño. No te miento.
―¿Tampoco me mientes en eso de que no nos ven?
La última de sus frases desconcertó a Laria, consciente de que se
refería a los espectros que les rodeaban.
―¿Acaso…?
―¿Dime ahora mismo qué es lo que le hiciste? ―La muchacha
repitió su pregunta en un tono amenazador, pero no obtuvo respuesta.
Por ello, se olvidó por un momento de su abuela y echó un vistazo al
soldado que la observaba. Este, aún más extrañado que antes ante la
dureza de la mirada de la chiquilla, ignoró al que en ese momento luchaba
con él y dio un par de pasos en dirección a la joven. En su rostro,
de pronto, se apreciaron nuevos gestos de sorpresa. El espectro
miró hacia todas las direcciones, miradas furtivas similares a las que
Mabel realizara sobre cada uno de los elementos que formaban el valle.
La muchacha entendió que aquel soldado acababa de tomar conciencia
de que la batalla entre los cinco ejércitos no era real, quizá incluso
que ya no pertenecía al mundo de los vivos.
―Mabel, tranquilízate, ¿quieres? No puedes dejar que esto te
afecte.
―¿Que no me afecte? ¡¿Cómo pretendes que lo haga?! Lo que
acabas de hacer es algo horrible. Si hay que lograr que avancen, estoy
segura de que habrá otro modo. ¡Tiene que haberlo!
―No, mi niña; no lo hay. Este es el único medio.
―Entonces, no quiero hacerlo.
Laria, ante dicha afirmación y la completa seguridad en su voz,
mostró un rostro lleno de ira, como Mabel ni siquiera hubiera imaginado
posible en la mujer que tan bien creía conocer.
―Me decepcionas, Mabel. Igual que tu madre…
La mujer de melena blanca arrugó la frente y apretó la mandíbula,
momento en el que el soldado se abalanzó hacia la joven. Esta, por
un instante, pensó que podría seguir alguna orden de su abuela, pero
la patente sorpresa en Laria al ver entre ambas al espectro le dejó claro
que no era cosa suya.
Mabel se agachó y distinguió de reojo, a su espalda, la hoja de un
enorme hacha perteneciente a otro espectro, al cual se enfrentó el que
había corrido frente a ella. Las fantasmales armas volaron en ambos
sentidos en busca de rasgar el lugar ocupado por el rival, experimentados
combatientes que, aún perdida su forma corpórea, demostraban
una fiereza y una destreza difícil de igualar.

La muchacha gateó unos pocos metros hasta alcanzar una prudente
distancia lejos del alcance del hacha y sólo entonces se fijó en el espectro
que la atacó. Era muy distinto a cualquiera de los que había
visto en el valle, con vestimentas ajadas, más alto y musculoso que el
que partió en su ayuda y con muchas cicatrices tanto en el rostro
como en los brazos, desnudos estos desde las manos hasta los hombros.
La batalla no duró mucho, alzándose vencedor el soldado tras degollar
al fantasmal guerrero. Curioso fue que la cabeza segada no cayera
al suelo y que el hueco formado entre esta y el tronco volviera a
cerrarse a los pocos segundos. Sin embargo, a pesar de que aparentemente
podría continuar luchando como si nada hubiera ocurrido, el
espectro apoyó el largo mango del hacha en el suelo, así como una de
sus rodillas mientras bajaba el rostro en dirección a sus pies. El soldado,
por su parte, miró a Mabel a los ojos y asintió con la cabeza.
Con ello, le hizo entender que todo estaba bien, que no debía preocuparse
por el guerrero.

―Cómo… ¿Cómo puedes controlarlo? ―preguntó una desconcertada
Laria―. No puede ser… No puedes controlarlos tan rápido.
―¿Es esto lo que hiciste con mi madre? ―le ignoró Mabel―.
¡¿Con tu propia hija?! ¡¡Confiésalo!! Usaste a un espectro contra ella
sólo porque no quiso seguir tus pasos, ¿verdad? Y… también porque
no te dejó que hicieras de mí lo que no pudiste con ella.
―Pero… Cariño, es nuestra responsabilidad…
―¡Calla! ¡No vuelvas a decir que es nuestra responsabilidad, porque
no lo es! Tú… ¡Tú mataste a mi madre!
―¡Mabel, espera! Necesitaba a alguien que me sucediera. ¡¿Es
que no lo entiendes?! Una vez que yo muera, si nadie les hace continuar
su camino… ¿Qué pasará con ellos? ¿Y con el resto del mundo?
Lo llenarán y todos tendrán problemas.
―No tenías por qué matarla. Y tampoco a mí. ―La voz de la joven
parecía ahora más calmada, aunque en realidad se sentía cansada,
dolida… Se giró entonces hacia el que mantenía una rodilla en tierra―.
Levántate. ―El guerrero se incorporó, aún con la cabeza gacha―.
¿Volverás a atacarme? ―El espectro se limitó a dar un mudo
no girando a ambos lados el rostro―. Bien. Los dos, ¿podéis traerme
a más como vosotros? ¿Podéis sacar de ese terrible bucle a los soldados
del valle? ―No recibió mayor respuesta que la veloz carrera de
ambos hacia los espectros del valle.
―¿Y qué harás ahora? ―exigió saber Laria.
―Si es cierto que han de avanzar hasta un siguiente estado, buscaré
la forma correcta de que hacerlo.
―¡Vaya! Entonces, ¿te embarcarás en un viaje de peregrinación?
―Eso no te incumbre.
―No, no me incumbre. Márchate. ¡Eso, vete! Pero no quiero volver
a verte.
―No te preocupes; no volverás a hacerlo.
Mabel se quedó mirando algo por detrás de su abuela, con una triste
sonrisa en su rostro. Laria se giró y descubrió una legión de espectros
que avanzaba veloz hacia ella. Al llegar a su altura, algunos la
atravesaron, como si no estuviera allí realmente. Se detuvieron a pocos
pasos de Mabel, con el soldado que la defendió a la cabeza.
―Dime, Laria. ¿Sólo son órdenes lo que le dabas al guerrero o
también escuchabas lo que tuviera que decir?
―Sólo órd… Espera, ¿oyes su voz? ―pero no recibió respuesta, lo
que la impacientó sobremanera―. ¿Los oyes? ¡¿Los oyes?!
A una orden de Mabel, que Laria no llegó a entender, los espectros
se dispersaron, formando un círculo alrededor de ambas. Entonces, la
joven se acercó lentamente a su abuela, con gruesas lágrimas recorriéndole
las mejillas.

―Sí, les oigo ―dijo cuando apenas quedaba un par de metros entre
ellas―. Tu guerrero, que ya no es tuyo, me ha revelado que lleva
mucho tiempo siguiendo tus órdenes. No siente empatía por otros espectros,
así como tampoco por las personas vivas, aunque la soledad
sí es algo que le duele, y contigo, al menos, esta era levemente mitigada.
Pero también me ha dicho algo que necesitaba saber…
―¿El qué? ―respondió con un nudo en la garganta, mirando de
reojo a ambos lados, a los espectros que no le quitaban ojo de encima.
Allí se encontraba la práctica totalidad de los que aún se enfrentaban
en el valle, unidos los cinco ejércitos bajo el mandato de Mabel.
―Que él, a una orden tuya, atacó a mi madre. Sin embargo, no
murió a causa de su hacha. ―La joven se acercó aún más a la mujer,
llevando sus labios junto a los oídos de esta―. Tuyo fue el golpe final;
tuya la mano que enterró el puñal en su corazón.
Mabel se retiró lentamente hacia atrás, con la mirada nublada por
el exceso de lágrimas.

―Era… Era nuestra responsabilidad. Mabel… Es obligación nuestra…
La muchacha se dio la vuelta y pronunció unas escasas palabras
tras las cuales los espectros se abalanzaron hacia Laria. No se dieron
prisa en acabar con su vida, deleitándose con la realización de cientos
de pequeños cortes, tanto superficiales como internos, mientras
los gritos de ella se fueron apagando con extrema lentitud.
Una vez que el corazón de la mujer dejó de latir y toda muestra de
vida se hubo disipado, los espectros se retiraron. Mabel miró hacia
donde debía encontrar el cadáver de su abuela y sobre él vio una
imagen calcada de la misma, a todas luces perteneciente a un mundo
distinto del de los vivos. A dicha alma se acercó, no siendo hasta el
momento en el que se dirigió a ella cuando esta se percató de la joven.
―Dime, Laria. ¿Cómo se siente estando al otro lado?
La nombrada quiso decir algo, pero no encontró las fuerzas para
pronunciar palabra alguna. Aún así, en la cabeza de Mabel se materializó
todo aquello que su abuela hubiese querido decir.
―Sí, ya supuse que debía sentirse raro. Pero, ¿sabes qué? Yo puedo
librarte de eso.
Con el ceño fruncido, Mabel puso una mano sobre la cabeza del
nuevo espectro y le ordenó avanzar.
―¡Vete, Laria! ¡Y siente lo que otros sufrieron por tu culpa!

Mabel observó el mismo espectáculo de luces de antes, sintiendo
un leve cosquilleo en la mano con la que mantenía el contacto con
Laria hasta que esta desapareció entre terribles alaridos.
Una vez finalizado el avance de su abuela, la joven se obligó a desechar
de su mente cualquier pensamiento sobre la misma y se dirigió
hacia la urna. Cuando al fin llegó hasta la roca en la que se encontraba,
se encaramó a lo alto, no costándole demasiado. Ya junto a
al objeto mágico, acercó una mano a uno de los asas y tiró hacia sí
sorprendiéndose de que no pareciese pesar un sólo gramo.
Ahora que la tenía tan cerca, comprobó que los dibujos representaban
a algunas extrañas criaturas, curiosas mezclas de varios animales.
Poco más le interesó de la misma cuando observó que el interior
estaba vacío. Si en algún momento había contenido almas, estas ya
no se encontraban en su interior y, posiblemente, la urna ya había
cumplido el fin para el cual fue depositada en dicho lugar. Por ello, la
dejó caer desde el borde de la enorme roca, rompiéndose en varios
pedazos, para su asombro, al contacto con el suelo.
Mabel levantó la cabeza y observó el ingente número de espectros
que esperaba sus indicaciones. ¿Qué iba a hacer con ellos? No estaba
segura, aunque algo le decía que debía buscar un mejor método que
el de su abuela para hacerles avanzar. Quizá si fuera buena idea realizar
un viaje a través de los continentes de Endina y Basina para hacerse
con la información que precisaba, por lo que la siguiente pregunta
debía ser: ¿por dónde empezar la búsqueda?

Jorge A. Garrido

Jorge A. Garrido Gran apasionado de los videojuegos, sobre todo los de aventura y rol, amante de buenas películas épicas y fantásticas, lector de toda una saga como Dragonlance, en mis escritos encuentras cierto halo de misterio o el querer vivir una gran aventura alejada de la limitada realidad que nos rodea.
Puedes encontrarme en De la Pluma a la Web o en Facebook

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Survival Zombie: Documentos

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Survival Zombie: Lost Archives son una serie de posts ficticios basados en los Real Games de WRG y las Survivals Zombies organizadas por todo el territorio español.
Cornelius Tamphels, es el encargado de investigar cada nuevo brote y su misión es descubrir porque, cuando y dónde tendrá lugar el siguiente.
Si quieres participar te recomiendo que consultes la página oficial. www.survivalzombie.es dónde encontrarás, todas las fechas y lugares de las siguientes infecciones.

 

Ya nadie estaba a salvo. Después del accidente con las dos chicas en Aviá, eliminadas ante la mirada de cientos de supervivientes por los militares ya nadie estaba a salvo. Las noticias de desapariciones y muertes en extrañas circunstancias aparecían cada mañana en la portada de algún periódico local pero nadie sabía lo que en realidad estaba ocurriendo,.

Aldeaduero, un joven de unos treinta y pocos años, pijama de rayas, zapatillas y un cepillo de dientes. Muerto de dos disparos, uno en el pecho y otro en la cabeza. Según las noticias un trágico accidente de caza, eso suponiendo que los cazadores de la zona usaran armas semiautomáticas del calibre 22 y limpiaran el escenario del crimen antes de partir.

Su equivocación, estar en el lugar y el momento equivocados.

Varias desapariciones en La Aljorra. Esta vez la jugada no les salió tan bien. La ancianita del quinto pasaba sus últimas horas cotilleando por la ventana cuando vio varios hombres sospechosos que salían de un seat familiar negro aparcado en la calle de enfrente. Al poco rato volvían con un cuerpo para depositarlo con extra de cariño en el maletero del coche.

Su equivocación, denunciarlo a la policía local. Ella fue la siguiente.

Survival Zombie - Documentos

Cornelius estaba sentado en un banco cualquiera de un parque cualquiera, intentando juntar todas las piezas de este rompecabezas. Desapariciones, accidentes y luego estaba toda esa información que había conseguido antes de escapar del laboratorio 5. La secuencia genética completa del virus modificado, pruebas con animales, pruebas con humanos, predicciones de propagación, infecciones intra-especies, propagaciones por medios alternativos, agentes mutantes y retrovirales, resultados en entornos controlados… estaba claro que los chicos malos habían trabajado duro durante estos últimos meses y existían al menos 5 líneas de investigación paralelas e independientes que investigaban diferentes aspectos del virus y sus mutaciones genéticas.

La Corporación había hecho muy bien su trabajo pero toda esta información en las manos adecuadas podía representar su fin.

Otro viejecito dando de comer a las palomas, con su silla del Ikea, con ese niño gritando y corriendo alrededor sin parar.

Podría haber escogido a la paloma, o al abuelito, o a cualquier otra persona de las que estaban paseando por el parque, pero esos gritos resonando en su cabeza lo hacían enloquecer. Tenía que acallarlos de alguna manera, pero sobretodo tenía hambre, un hambre incontrolable que le hacía avanzar contra su voluntad, lenta pero inexorablemente hacia su víctima.

En el fondo no era tan diferente de aquellos contra los que luchaba. Cornelius no había podido escoger su propio camino pero cuando llegara el momento de la verdad y tuviera que rendir cuentas cientos de muertes pesarían sobre su conciencia, cientos de inocentes que lo único que habían hecho era estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

El niño seguía pidiendo a gritos una Play, o una Ds o…que más daría lo que pidiera, en pocos segundos todo habría acabado. Estaba muy cerca, a solo unos pasos, ya lo podía oler, casi podía saborear esa carne tierna, fresca y jugosa. Se abalanzó sobre él segundos antes de que el golpe de un bastón de roble americano del calibre 22 le cruzara la cara.

Era el viejecito, si el de las palomas, el mismo que casi no podía ni arrastrar la silla del Ikea. Se había puesto en pie y le estaba propinando una tremenda paliza con su viejo bastón.

Cada golpe le dolía como si le arrancaran una muela, pero en su interior no podía dejar de sonreír. Sonreía por ver al niño como seguía corriendo y gritando ajeno a todo lo que estaba ocurriendo a solo unos metros de él.

No dejaba de correr de un lado a otro hasta que la vio, una pequeña pieza negra en el suelo. Se acercó para verla más de cerca. Una memoria usb que alguien habría perdido. Sin pensárselo dos veces se agachó para recogerla y guardarla en el bolsillo derecho de su pantalón. Era hora de volver a casa.


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El mito hindú de la creación del mundo

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Mitos de la creación en la mitología hindú

En cuanto a la creación del mundo en la mitología hindú existen varios famosos relatos que se completan el uno al otro, dándonos información sólida sobre las creencias creacionistas de esta religión.

Mito de Adikumbeshvara
Shiva como el señor de la jarra primigenia, una jarra creada con barro y la famosa Amrita, el néctar de la inmortalidad. Shiva mando a crear esta jarra donde introduciría los vedas o el conocimiento y las semillas de la creación de todas las criaturas que habitan el mundo.

Mitología hindú- Naraka el inframundo

Representación de Naraka, el inframundo hindú

Una vez creada, Brahma la adornaría y la colocaría en las aguas que cubren el mundo después del diluvio regenerador (ya que cada eón, Vishnú en su apariencia de destructor, incendia el mundo hasta las cenizas y da paso a un diluvio regenerador que cubre el mundo y lo prepara para el próximo renacer, volviendo al ciclo o samsara). Después de vagar, Shiva se aparece en su aspecto de Cazador y le dispara una flecha liberando de este modo todas las semillas de la creación y creando de nuevo el mundo.

Mito de Vishnú el creador
En esta versión Vishnú toma el papel creador, una vez pasado el fuego destructor y el diluvio regenerador, Vishnú se recuesta sobre su serpiente de mil cabezas, Shesha y adopta el aspecto de Narayana, el que flota en las aguas, con su esposa Lakshmi y de su ombligo nace un loto sobre el que está Brahma. Una vez que despierta Vishnú, comienza la creación.

Mito del huevo dorado
La otra versión es la que trata sobre Hiranyagharba, el huevo dorado de la creación, nacido de la unión de Purusha, el espíritu y Prakriti, la materia. Este huevo es depositado en las aguas primigenias del diluvio. Pasado un tiempo, Brahma rompe el huevo, creando con su cáscara el cielo y la tierra, con la membrana interior las montañas y nubes y niebla, y con las venas y fluidos, los ríos y océanos.

La concepción del mundo en la mitología hindú

La concepción del mundo se divide en tres zonas, que se dividen a su vez en siete.

  • Loka, la esfera donde viven dioses y deidades y seres inmortales, junto a los astros y los planetas. La humanidad convive con ellos y les rinden el debido culto y sacrificios.
    • Bhuloka, la tierra
    • Bhuvarloka, el espacio entre la tierra y el sol
    • Svarloka, el cielo del dios Indra
    • Maharloka, morada de sabios e iluminados
    • Janaloka, plano de la creación
    • Taparloka, plano de la austeridad
    • Satyaloka, plano de la realidad
  • Tala, el inframundo. Un mundo debajo de Loka, donde diversas criaturas mitológicas, viven y se deleitan con placeres y fiestas. Estos seres no son necesariamente malvados, sino que se vuelven huraños si no se les rinde el suficiente culto. Sus ciudades son increíbles y majestuosas.
    • Atala, gobernado por Bala
    • Vitala, gobernado por Hara-Bhava
    • Nitala, reino del demonio Mahabali
    • Garbhastimat,reino del demonio Maya
    • Mahatala, reino de las Nagas
    • Sutala, reino de los demonios Danavas y Daityas
    • Patala, reino inferior gobernado por Vasuki
  • Naraka, el infierno, donde los pecadores y herejes serán castigados por todo un eón, hasta que llegue la renovación. Los textos nos ofrecen un lujo de detalles a la hora de representarnos los diferentes castigos, desde arrancar miembros, hasta sacar intestinos por el ano.
    • Put, miedo y lujuria
    • Avichi, ira
    • Samhata, envidia
    • Tamisra, pensamiento turbado
    • Rijisha, egoísmo
    • Kudmala, inconsciencia
    • Kakola, maldad

Fabián Alcaide López

Foto Fabián AlcaideFabián Alcaide López, 22 años, Málaga.
Historiador del arte, especialista en videojuegos y arte, nuevas tecnologías, arte aplicado a los juegos y mitología.
Apasionado de la fantasía y la ciencia ficción, los videojuego y todo tipo de juegos de mesa.
Puedes encontrarle en Facebook, Twitter, o por mail en falcart91 @ gmail.com

Fuentes

Mitos hindúes (El pasado legendario) Autor: Anna Dallapiccola Editorial:Akal 2006

Dioses De La India: Forma expresion y símbolo Autor: Schleberger, E. Editorial: Abada, 2004.

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Mitos y Cartas: Cernunnos el señor de las bestias

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Se conoce muy poco sobre este antiguo dios de la mitología celta. Cernunnos, señor de las bestias, dios de la fertilidad, la abundancia y de la regeneración ctónica.
Es un ser antropomorfo al que se representa con cuernos de ciervo y con dos torques, uno en el cuello y otro en la mano.

En la mayoría de representaciones aparece acompañado de una serpiente con cabeza de carnero que sujeta con su mano izquierda y está rodeado de otros animales como osos, lobos, ciervos o jabalíes a los que da de comer.

Mitología Celta - Cernunnos señor de las bestias

Mitología Celta – Cernunnos señor de las bestias

Se trata de un dios salvaje que era muy venerado en la Galia, el norte de Italia y la Bretaña y que representa la fuerza y el poder unido a la fertilidad de la tierra.

Sin embargo no es el único dios representado con cornamenta en el panteón celta. Podemos encontrar también a Camulus, dios de la guerra o Cocidius, dios de la caza y de los bosques.

En Irlanda Cernunnos se asocia con la deidad Derg Corra y en la mitología romana se lo identificaba como el dios Mercurio.

Leyendas de Cernunnos

Son pocas las leyendas de estos dioses celtas antiguos que han llegado hasta nosotros y las que lo han hecho ha sido a través de los propios romanos o de monjes cristianos que transcribieron esos relatos adaptándolos algunas veces a sus propias creencias. Sin embargo es posible encontrar ejemplos de la influencia de esta mitología en otros relatos, historias o leyendas que han perdurado en el tiempo.

La leyenda de Herne el cazador
En esta leyenda se puede ver la influencia de la mitología celta y en concreto del dios Cernunnos. Según se relata en ella que Herne, cazador y antiguo guardabosque de Windsor, aparece durante el invierno cerca de la medianoche con la cabeza coronada de astas de ciervo y se pasea atacando al ganado, secando árboles y atemorizando a todo el que se cruza en su camino. Las vacas en lugar de dar leche dan sangre y los árboles mueren a su paso.

Cernunnos en Guerra de Mitos

Cernunnos, un dios con F3, PM7 y coste 5.
Mitología celta - Cernunnos en Guerra de Mitos
En fase de influencia su habilidad nos permite ganar 1P en cualquier personaje de nuestro oráculo con la clave criatura. Esta habilidad nos permite ganar un tiempo vital para llevar al campo de batalla cartas como Grim’a’gor, Minotauro, Arvad, Apop o, dentro de los propios celtas, a Tuan Mac Carrell. Con ellos se puede crear un mazo de coste relativamente y de fuerza considerable que se ve aumentado por la habilidad de Grim’a’gor con su +1F a todas las criaturas del ejército con lo que puede resultar una buena combinación.

Sus claves son dios, druida e invocador. Por el momento druida es la menos efectiva de las tres aunque quién sabe lo que nos deparará el futuro.

Si quieres saber más te recomiendo el análisis de El Refugio del Atlante sobre Cernunnos, seguro que descubres como encajarlo mejor en tus mazos de competición.

Y como siempre si lo que quieres es verlo en acción estos son algunas de los mazos que se benefician de sus habilidades.

¿No has jugado nunca a Guerra de Mitos?
Consulta nuestra Guía para aprender a jugar a Guerra de Mitos en menos de 15 minutos


Fuentes

Libros Consultados
Mitología del mundoAutor: Roy Willis Editorial: Blume
Mitología Autor:Janet Parker Editorial:RBA
Mitología celta y nórdicaAutor: Alessandra Bartolotti Editorial: Robin Book
Celtic Mythology A to ZAutor: Gienna Matson Editorial: Sonlight Christian
Mitos y leyendas (Fuera de colección Out of series) Autor: Philip Wilkinson Editorial: Pearson

Enlaces
Guerra de Mitos el juego de Cartas
El Refugio del Atlante, exprimiendo las cartas del juego

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Un motivo para no morir, vivir por Ernesto Domenech

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Todo es mentira.
Desde que el amor muere, la fuerza mengua y el espíritu languidece, todo naufraga en el hastío.

En esta batalla que libro contra el tiempo, me yergo como un héroe sin causa, un villano sin talento, un alma perdida en la inmensidad del vacío.
Frente a mí se dibujan 4 temibles ejércitos. Sus huestes miran hambrientas mi debilidad, alentadas por su intangible eternidad.
Cuatro siervos de la muerte, que clama ansiosa su merecida victoria.Relatos de Fantasía - Batalla contra el tiempo
Desde oriente, se acerca galopante el odio, en sus filas cuenta con la ira y la violencia. Afiladas sus armas, ataca al hombre débil hasta tornarlo en demente.
Desde occidente, las tropas de la indiferencia cabalgaban prestas para abalanzarse sobre este miserable soldado, soledad y melancolía abanderan tan cruel regimiento.
Desde las gélidas tierras norteñas, la codicia prepara su emboscada, agazapada junto con envidia e injusticia. Sus afiladas condiciones cercenan la bondad del inocente.
Y por último, el atronador retumbar de los cascos anuncia la llegada de tropas desde el sur, por allí veo acercarse al miedo, escudado por la mediocridad y la sumisión.

¿Por qué tan despiadados ejércitos tomaron mi mundo?
Ante ellos me hallo yo. Ejército de un solo soldado. Una guerra perdida de antemano, pero ¿Qué es la vida sino una guerra perdida?
Todos me animaron a desistir, fueron cayendo junto a mí hasta dejarme solo.
Solo frente a todo.
Ya escucho el rechinar del acero en la distancia, el jalear de tan malvadas hordas, las órdenes que se pierden en un eco con sabor a muerte.

¿Por qué luchar? Se preguntaron todos.
¿No le resulta obvio, querido lector?
¡Lucharé hasta el final porque yo soy la vida, porque conmigo luchan amor, libertad y felicidad, porque cada instante de belleza vence a mil años de oscuridad, porque el odio nace de la incomprensión del imbécil, la ira es el fruto del inmisericorde, la violencia anida donde la razón voló, la indiferencia muere a manos del cariño y la soledad en las de la compañía, melancólico se siente el que no abre los ojos, el que no navega hacia nuevos horizontes. La codicia brota en los corazones de negra tierra. Envidia al que no envidia y castiga al injusto con amor, pues no hay nada que más le duela. Lucho porque no temo a nada, porque solo hay lugar para la genialidad y la belleza en un mundo hecho a nuestra medida. Y lucho…. Lucho porque soy libre de hacerlo, porque no me atenaza el temor a vivir!
Con decisión y firmeza, avanzo hacia la batalla.

Venid a mí, ejércitos… os estaba esperando.

Ernesto Domenech

Foto Ernesto DomenechErnesto empezó su trayectoria literaria en Septiembre de 2012 cuando inició la creación de su primer libro: “Crónicas de Ilandor”, primera entrega de la saga “Los Viajes de Gadel”, y que le llevó nueve meses completar, siendo este publicado por la editorial ACEN a los pocos meses de su finalización. Actualmente, Ernesto se halla inmerso en la creación de su segunda obra: “El baile de los seis reinos”, que conformará la segunda entrega de la saga: “Los Viajes de Gadel”.
Puedes encontrarle en Facebook o en Twitter


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Entrevista con Jorge Garrido

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Buenos días aprendices y rastreadores de Tierra Quebrada hoy vamos a conocer un poco más a Jorge Garrido, autor de Cautivo de las Tinieblas.

Jorge A. Garrido Gran apasionado de los videojuegos, sobre todo los de aventura y rol, amante de buenas películas épicas y fantásticas, lector de toda una saga como Dragonlance, en mis escritos encuentras cierto halo de misterio o el querer vivir una gran aventura alejada de la limitada realidad que nos rodea.
Puedes encontrarme en De la Pluma a la Web o en Facebook

 

¿Por qué nombre te conocen los humanos?
Hay quien me llama Jorge, otros Garrido, Alejandro, Quillo… Pero los más cercanos lo hacen por el primero, así que podéis llamarme Jorge.

¿Qué opinas del género de fantasía en nuestro país?
Considero que es un género del que nos han estado privando las editoriales durante muchos años, las cuales “pensaban” que no había tanto mercado para el mismo. Sin embargo, ahora que hay tanto nuevo escritor gracias a las facilidades que nos brinda la era de internet, comprobamos que la situación era muy distinta, pues ese ingente número de autores de fantasía disfrutan con esta. ¿Puede gustarle de repente a alguien un género “tan complejo” y ser capaz de escribir sobre él sin haberlo hecho crecer en su interior durante años? A través de nuestras obras vamos reivindicando el lugar que le corresponde a la fantasía, aún infravalorada por una mayoría de lectores y editoriales. Espero que dentro de no mucho tiempo veamos estas geniales obras, y no unas pocas contadas con los dedos de una mano, pugnando por entrar en la lista de “los más vendidos” de nuestro país.

¿Cuáles son tus obras literarias de referencia en el mundo de la fantasía?
Sólo mencionaré una saga, aunque posee tal número de tomos, pertenecientes a la trama principal o a otras secundarias e incluso independientes, que difícilmente encontraremos a alguien que los haya leído todos: Dragonlance. Puede que muchos me rebatan que la calidad literaria de la misma pueda distar y quedar por debajo de otras reconocidas obras, pero semejante mundo, tan extenso y con tantos detalles como el nuestro real, y tal cantidad de personajes, variados y muy complejos, hacen que la Dragonlance, para mí, sea el mayor referente de la fantasía.

¿Cuál fue el primer libro de fantasía que leíste?
Los ojos del dragón, de Stephen King. Muchos se sorprenderán, pues no imaginan al maestro del terror escribiendo una obra de fantasía, pero estoy seguro de que no se arrepentirían de darle una oportunidad.

¿Cuál es tu personaje de fantasía preferido? ¿Por qué?
El hechicero “Raistlin Majere”, de la ya mencionada Dragonlance. Quien la haya leído sabrá por qué es mi favorito: una persona que lucha durante toda su vida por conseguir lo que siempre anheló, que no se rindió en ningún momento, capaz de sacrificar cualquier cosa por alcanzar el éxito enfrentándose incluso a los dioses en la que era una imposible empresa. Por supuesto, para ello también ha de mostrar su lado oscuro, ese que en realidad tenemos todos, convirtiéndose en un personaje muy complejo y completo. Además, vive una vida apasionante, de principio a fin. Un momento, ¿he dicho fin? ¿Cuál de ellos? Hay que leer esta saga y los libros dedicados a Raistlin, imperdonable no hacerlo.
Entrevista a escritores de fantasía
¿Qué es lo que más detestas al leer un libro de fantasía?
Que no sea creíble, aunque esta frase parezca contradecir los principios básicos del género. Digamos que “no todo vale en fantasía”. ¿Magos que realizan hechizos a voluntad? ¿Criaturas imposibles para nuestro mundo? ¡Claro! Hablamos de fantasía, pero dentro de la misma hay que regirse por ciertas normas verosímiles. Como ejemplo, pongamos un mundo acechado por la oscuridad, en el cual un inmenso y poderoso ejército se ve incapaz de derrotar al enemigo. Por contra, aparece un chiquillo o chiquilla de alrededor de quince años que va a salvarlos a todos, y ni siquiera tiene relación alguna con artes de combate o la magia; suele ser el más desgraciadito y pardillo de su universo. Esto “NO es creíble”.

¿Desde cuando escribes fantasía?
En realidad, ya en el colegio escribía fantasía, pues aprovechaba algunas redacciones para dejar volar mi imaginación, incluso cuando el profesor de turno esperaba un simple relato en el que describiéramos alguna situación cotidiana. La fantasía siempre ha estado muy presente en mi vida. Ahora, lo que se dice escribir “en serio”, tan sólo hemos de remontarnos unos pocos años, en concreto a la segunda mitad del año 2010, “aprovechando” una temporada en la que me encontraba desempleado. Ahí nació mi blog, De la pluma a la web, en el que tendrían cabida relatos de distinto género y hasta un serial de fantasía que terminó por decidirme a embarcarme en trabajos mucho más elaborados.

¿Cómo describirías tu estilo de escritura?
Directo. Me aburren todos esos autores que describen cada mínimo detalle, que tardan varias páginas en hacer andar a sus personajes apenas un par de pasos. Me gusta que me cuenten cosas, hechos importantes, y creo que ese gusto por no quedar enredado en infinitos párrafos donde poco de lo que se cuenta en ellos va a ser recordado tres hojas más adelante lo he reflejado en mis propios escritos. Mis descripciones no son extensas y cuento lo que creo que es importante. De ahí que “directo” puede ser la palabra que mejor defina mi estilo.

¿Cómo trabajas la creación de un mundo de fantasía?
Salvo en mi primer libro, Cautivo de las tinieblas, en el cual iba creando cada nuevo capítulo sin tener ni idea de qué sucedería en el siguiente, suelo concebir una idea general de la historia; su principio, final y ciertos sucesos del desarrollo. A continuación, siempre con música épica de fondo, voy dando forma tanto a personajes como al mundo, apuntando aparte algún posible evento al cual dirigirles cuando este surge de pronto en mi cabeza. De esta manera, juntando poco a poco las piezas de este puzle mientras la música logra hacer volar mis dedos sobre el teclado, voy creando el nuevo universo y sus habitantes.

¿Qué consideras más importante en la escritura de un libro (argumento, personajes, mundo…)?
Creo que es necesario sorprenderse uno mismo. Es decir, la trama debe ser interesante y no sufrir demasiados altibajos; los personajes hay que diferenciarlos entre sí y hacerlos creíbles; el mundo ha de resultar atractivo para la historia que se cuenta en él… Todos estos elementos forman parte de un todo en el que han de aportar su granito de arena para que parezca robusto, compacto, que la obra no haga aguas por ningún lado. Puedes tener grandes personajes con un fabuloso potencial que quedarán en nada dentro de un argumento insípido, lento y sin expectativas de mejora. Incluso el mundo que pisan tiene su importancia, y no digo que este deba desbordar imaginación en la creación de exuberante e increíbles fauna y flora, sino que ha de ser “correcto” para lo que queremos representar. Así las cosas, debemos buscar ese equilibrio, pero si queremos atrapar a los lectores, “antes” el autor ha de sorprenderse con sus propios personajes y las acciones que llevan a cabo, así como de los golpes que les da el destino y los lugares que tendrán de visitar. De ahí que piense férreamente que el escritor de fantasía ha de ser apasionado y “vivir” dentro de sí mismo la aventura que refleja en su obra para el resto de los mortales. Ha de sorprenderse con ella.

¿Le has cogido especial cariño a alguno de tus personajes? ¿Por qué?
Meto la mano en el fuego, y sé que no me quemaré, al afirmar que “todos” los autores llevan en el corazón a alguno de sus personajes. Tened en cuenta que pasamos muchas horas con ellos, les hacemos sufrir, les llenamos de gozo otras veces… En definitiva, acaban formando parte de ti. A modo personal, tengo varios personajes que no creo que pueda olvidar jamás. Algunos ya los conocéis, como Drana, Frel o Cóler, pero hay uno llamado Darsén que se está ganando dicho puesto a grandes zancadas.

¿Cuál es la mayor estupidez que ha hecho alguno de tus personajes?
¡Uf! La mayor fue la de un chico humano al enfadar a un demonio dando a entender que no veía diferencia alguna entre sus varones y hembras, afirmando, además, que él mismo abandonaría cualquier práctica sexual si fuera un demonio al pensar que en cualquier momento podría entrarle la duda de si estaba con una mujer o un hombre. La cosa es que ese chico ya conocía a la compañera de este demonio, y la había tomado por varón. Hasta ahí puedo contar…

¿Qué sientes al escribir la última palabra de una historia?
Quizá resulte extraño leer esto, pero nunca la última palabra es “la última”. No recuerdo haber sentido una gran sensación de plenitud, descanso o sosiego. El trabajo del escritor no termina con el desarrollo de una historia, pues ha de comenzar una muy dura tarea: la corrección, a lo largo de varias lecturas, de la obra al completo. En serio, no he disfrutado al finalizar la historia “esa primera vez”, aunque sí la que consideré la última pasada de corrección. Y esa sensación fue la de quitarse un gran peso de encima. Es duro, aunque al terminarla crece un nuevo impulso por comenzar el siguiente libro, ya apiñadas las correspondientes ideas en mi cabeza.

¿Cuál es la principal dificultad a la que te has enfrentado como escritor?
Posiblemente, buscar el equilibrio perfecto a lo largo de la obra para mantener el interés del lector y no aburrirlo, aunque a veces sea imposible no bajar el ritmo a causa de las propias necesidades argumentales.

¿Algún consejo para los nuevos escritores que quieren iniciarse en este mundo?
Que sean ambiciosos y perfeccionistas, que no se conformen con lo primero que les salga. Deben revisar su obra varias veces, aceptar que hay partes no interesantes (lo denominado “paja”) que deben eliminar y hacer aún más emocionantes y épicos los tramos intensos de su novela. No ha de gustar, ha de encantar, lograr que la trama, mundo y personajes queden grabados a fuego en la mente de sus lectores. ¿Difícil? Desde luego, pero hay que llegar donde otros autores no lo harán.

¿Autoedición o editorial?
Lo cierto es que incluiría la palabra “coedición” en la pregunta para poder dar una respuesta más completa y, por supuesto, abogo por renunciar siempre a la coedición. Si vas a escribir un libro, le dedicarás una burrada de horas y trabajarás hasta la extenuación en su promoción, al menos que los beneficios de todo ese trabajo, que será “el mismo” en la autoedición que en la coedición, recaiga por entero en tu bolsillo, no una importante parte en la de otros que sin esfuerzo alguno ganan dinero a costa del propio autor.

Distinto viene a ser el caso de las editoriales “convencionales”, aquellas que tienen los contactos “reales” para promocionarte, concertarte entrevistas, tienen buenas ofertas con imprentas, sus distribuidoras contratadas, un puesto para ti en cada feria del libro… En resumen, que son las que de verdad trabajan por que se vendan cuantos más ejemplares de tu obra sea posible. Es lo más difícil hoy día, pues pocos se arriesgan con escritores que aún tienen que hacerse un nombre en este oficio, pero se trata, sin duda, de la mejor opción para llegar lejos. Eso sí, intentarán hacerse con los mayores derechos posibles sobre la misma e incluso te alentarán a realizar cambios en tu manuscrito que pueden no gustarte, cosa que nunca, jamás, sucederá en la autoedición.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que hay que superar antes de poder publicar un libro?
No sé los demás, pero en mi caso lo más difícil es determinar cuándo una obra está preparada para dar el salto al mercado. La historia y sus personajes; posibles lagunas a solventar; decidir qué se elimina y qué hay que extender; la maquetación; corrección de errores gramaticales y ortográficos; frases complicadas de leer; conceptos que no se entienden tal y como los concebí en mi cabeza; una portada acorde con la obra; cada detalle de la misma… Son tantas, tantas cosas a revisar, que ese periodo de tiempo desde que “terminaste de escribir la historia” hasta que la vendes llega a hacerse muy duro. Eso sí, al conseguir alcanzar esa meta, optimizar la obra hasta sentirte del todo satisfecho con ella, es algo increíble y es el momento en el que te das cuenta, de verdad, de que somos capaces de todo lo que nos propongamos.

¿Cómo definirías a tu público?
Diría que son todos aquellos que crecieron con la fantasía como base de sus sueños y juegos, recelosos, hoy como adultos, a abandonarla. Sin embargo, igual que cambiaron sus metas e ideas sobre el mundo en el que vivimos, necesitan historias con un punto de vista diferente al que se les ofrecía entonces. De fantasía, por supuesto, pero con tramas más elaboradas, capaces de hacerles volar como antaño aunque sorprendiéndoles a pesar de esa pérdida de la inocencia que teníamos de niños. Ese es mi público, aquel que como yo sigue suspirando por mundos mágicos, aunque mucho más maduros, conceptos en absoluto opuestos.

¿Sufres más leyendo o escribiendo?
Escribiendo. Cuando leo me dejo guiar por personajes y narrador, atento a cada nuevo suceso (inesperado o no), pero al escribir siento que lo que le haga a mis personajes me lo hago a mí mismo. Me ha pasado varias veces; sentir lástima por lo que va a ocurrirle a alguno de ellos y, aunque sé que no hay más remedio, que es la trama la que me lo pide, sufro por estos.

¿Recuerdas alguna anécdota divertida, interesante… de tu carrera como escritor?
Quizá… Hubo un compañero de trabajo que quiso apoyarme al enterarse de que escribía y vendía el libro. Era fantasía, algo que no le iba, pero me lo compró. Un día, sin libro que llevarse al trabajo, de los que sí le gustaban, decidió empezar el mío. No es que dispusiéramos de mucho tiempo para leer durante la jornada, así que lo hizo poco a poco, y a medida que avanzaba fue emocionándose con la historia, al punto de que cada vez que se cruzaba conmigo me contaba, muy animado, por qué capítulo iba, con una sonrisa de oreja a oreja mientras me confesaba cuánto había disfrutado del mismo una vez finalizado. Vamos, que no era que no le gustase la fantasía, sino que no la había probado, rechazándola anteriormente sólo por el prejuicio que muchas personas tienen sobre nuestro género favorito. A ver si muchas más se animan; no saben lo que se están perdiendo.

¿Cuál es tu mejor defecto?
Que nunca estoy del todo contento con mi trabajo. ¿Y eso puede ser un defecto? Bueno, siempre que reviso algo encuentro qué cambiar, aunque creo que para mejor. No suelo conformarme con lo primero que obtengo y le doy muchas, muchas vueltas, hasta que finalmente lo dejo reposar tranquilo.

¿Qué te preguntarías a ti mismo? ¿Y cuál sería tu respuesta?
Hmmm… ¿Crees que llegará el día en el que de esa cabeza no surja una nueva historia?

Respuesta: No, en absoluto. A las ya decenas de ideas que tengo apuntadas sobre nuevas tramas y universos (en distintos géneros, no sólo fantasía), sé que añadiré otras muchas más, pues mi cabeza no deja de trabajar en ellas. Debo reconocer que pocas cosas en mi vida las he mantenido en el tiempo, aunque estoy seguro de que escribir es algo que haré por siempre, en mayor o menor medida, pero será algo de lo que nadie logrará que me desprenda.

¿Alguna frase épica que quieras compartir con nosotros?
¿Hay algo más épico que la vida misma? Vívela de manera intensa, lucha con arrojo por cada uno de tus ideales y jamás renuncies a tus sueños.

Tu turno, tienes 1 minuto para convencernos de que leamos tus libros y no los de otro autor…
Alejado de todo aquello “comercial” que nos venden las editoriales, creo que la fantasía puede ser sumamente atractiva para todo tipo de público. En realidad, tan sólo hay que saber diferenciar la tradicional fantasía juvenil de aquella que resulta mucho más madura, complicada y creíble. Lo dice alguien que ya ha superado la barrera de los treinta y sigue disfrutando con fieros dragones, poderosos hechiceros y valientes guerreros. Si eso es lo que buscáis, eso encontraréis en mis libros.

Ahora es tu momento apreciado lector. Hazle tu pregunta a Jorge, seguro que estará encantada de responderla :)

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El Hobbit: la batalla de los cinco ejércitos

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Ya queda menos que nada para el estreno de la que será la última parte de El Hobbit en película. El próximo 17 de diciembre de 2014 volveremos a ver a Bilbo Bolsón (Martin Freeman),Thorin Escudo de Roble(Richard Armitage), la Compañía de Enanos…

Los Enanos de Erebor han reclamado la gran riqueza de su tierra natal, pero ahora deberán afrontar las consecuencias de haber despertado al terrorífico dragón Smaug, frente a indefensos hombres, mujeres y niños de Ciudad del Lago.

De momento podemos disfrutar con esta recopilación de los carteles y trailers publicados hasta el momento de esta tercera y definitiva entrega.

Los carteles…

…y los trailers

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